EL JAQUE MATE AL REY 

*Anderson Cooper en CNN: “Ese era el presidente de Estados Unidos, la persona más poderosa del mundo, y hoy lo vemos como tortuga obesa bocarriba, zangoloteándose al rayo del sol, certificando que su tiempo se acabó”. Camelot. 

 

EL JAQUE MATE AL REY

 

Era un sábado apacible, para muchos, menos para Donald Trump que, tranquilo y relajado, gozaba de un juego de golf de 18 hoyos sin saber que Joe Biden le había metido un hole in one (hoyo en uno), Pensilvania cerró a su favor y las cadenas americanas lo nominaban extraoficialmente presidente electo. Trump se quedó con la boca abierta. Dicen que un ujier llegó, y rememoró aquella escena de un alcalde veracruzano, Roberto Bueno Campos, cuando jugaba un juego de béisbol y alguien le llegó a gritar que ganaba la presidencia municipal y aquel gritó que iban perdiendo por 8 carreras a 0. Así le pasó a Trump, cuando supo tiró los palos y salió por piernas rumbo a la Casa Blanca, a rumiar su derrota inaceptada. Bien lo dijo el predicador Bill Graham, refiriéndose al golf: “En realidad, el Señor contesta mis oraciones en todos los lugares excepto en el campo de golf”.

Era como un jaque mate, por llevarlo al tablero de ajedrez. Hagan de cuenta que la elección asimilaba a aquel juego disputado por Bobby Fischer y el ruso Boris Spasky, el llamado Match del Siglo jugado en 1972, en Reikiavik, Islandia, cuando el americano llegó a derrumbar al soviético, que eran campeones por 24 años consecutivos. Así estaban Trump y Biden, en un empate hasta que Pensilvania habló y el jaque mate vino, dijera Boby Fisher: “El rey es la pieza más débil en el tablero”.

 

LAS REACCIONES

 

Las cadenas se movilizaron muy temprano. Foro TV de Televisa (nuestra CNN), cubrió de maravillas las ciudades americanas, la gente comenzaba a salir a las calles a festejar, una manera muy diferente de festejar, porque cuando la elección de Obama, Yo Mero estuve al pie de la Casa Blanca y era una euforia porque llegaba el primer negro a la Casa Blanca, pero aquí era diferente, dejaban saber y sentir que se quitaban un yugo que los estaba atormentando. Porque ambos dos (dijera Fox), lograron la mayor votación en la historia de ese país, el perdedor, 70 millones, y el ganador 74 millones, para Ripley. El Servicio Secreto desde ese segundo comenzó a arropar a Biden y a la vicepresidenta Kamal, otra que rompe una hegemonía al ser la primera mujer vicepresidenta y de color inmigrante. Senadora que se le abre el panorama, porque Biden ha dicho que solo va por una ronda, como las de Agustín Lara, porque las rondas, a veces, no son buena y hacen daño y dan pena, y seguro 4 años después esta vicepresidenta jugará la posición número uno. Las felicitaciones comenzaron a llegar. El primero fue Justin Trudeau, de Canadá, se la debía Trump cuando lo llamó un tonto. Desfilaron el de Francia, Reino Unido, Alemania, Argentina, España, Colombia y Juan Guaido, desde Venezuela, la tierra del tirano, que cree que ya la libró al no estar Trump, y creo que le va a ir peor con Biden. Faltaba la de México, el Canciller Marcelo Ebrard tomó el tuiter para explicar que el presidente AMLO volaba a Tabasco a la inundación y desde ahí fijaría su postura. La fijó. Dijo nones, que él lo haría cuando la elección fuera llamada ya ganadora y constitucional, por el Colegio Electoral, y los mariachis lloraron. Así es él, me dijo uno de los suyos. Mientras, la oposición aprovechó el viaje y Felipe Calderón Hinojosa, el ex presidente, mostró un tuiter donde felicita a Biden y se ve retratado en una foto muy cariñosa donde ahora, aquel que era vicepresidente de Obama, le pone el brazo sobre el hombro del mexicano.

Los populistas comenzarán a caer, como fichas de dominó, decía un experto en asuntos latinoamericanos. Uno se iba, Trump, otro llegaba a Bolivia, Evo Morales. Aquello resultó como la pieza maestra de Shakespeare en Macbeth: “La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a ser oído: es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa“

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