Joaquín Lavado, alter ego de Quino, o al revés, es el inventor de ese gran producto sociológico conocido como Mafalda, la expresión en síntesis de toda una época, una concepción de la vida y certera percepción del mundo de su tiempo. Solo el genio del dibujo es capaz de reducir en una frase todo el pensamiento de una época o el desacompasado discurso de un político. “El mundo es un desastre”, decía en las décadas de 1960 y 1970, “paren el mundo que me quiero bajar”, ¿cuántos las replicábamos? Pero eran para Mafalda los reconocimientos, no para Joaquín Lavado, Quino, su inventor, su tutor intelectual quien de esa manera expresó su pensar sobre el mundo de su tiempo. Ahora que Quino trasciende la triste levedad del ser cabe aquí la frase de otro genio, el poeta Díaz Mirón: “el mérito es el náufrago del alma, vivo se hunde, pero muerto flota”. Hoy, ya muerto, el homenaje es para Quino, o para Juan Lavado, gracias a Mafalda. Así es la vida.