LA MUERTE DE DIAZ ORDAZ 

*Cuando la historia juega con la muerte. Camelot. 

 

LA MUERTE DE DIAZ ORDAZ

 

Leo en el diario El Universal, a unos días de celebrar el 2 de octubre, que no se olvida, la muerte del presidente Gustavo Díaz Ordaz Bolaños (San Andrés Chalchicomula —hoy Ciudad Serdán—, Puebla; 12 de marzo de 1911-Ciudad de México; 15 de julio de 1979). Paradoja de la vida, murió a los 68 años de un infarto derivado de un cáncer de colon. Historiadores han sembrado páginas y páginas de lo que ocurrió aquel día en la Matanza de Tlatelolco. Nacido en Chalchicomula, Puebla, ese estado de gran estirpe política, donde abundaron los Ávila Camacho, de quien el presidente Díaz Ordaz había sido colaborador. En el senado le rindieron homenaje de cuerpo presente y son recordados muchos incidentes, como aquel cuando López Portillo lo nombró Embajador de México en España y las protestas lo hicieron renunciar y dejar el cargo, era hombre de decisiones directas. Un periodista en la Torre de Relaciones Exteriores, en Tlatelolco, le preguntó de aquel 2 de octubre, cosa que le irritaba porque, decía, estar orgullo de la decisión que tomó y que, si lo hubiera dejado pasar, respondió al reportero: ‘Usted, muchachito, no podría estar haciendo las preguntas que hoy hace’. A uno de sus amigos, dijo antes de morir que se iba con la conciencia tranquila. Lo marcó ese 2 de octubre y la rechifla en los Juegos Olímpicos en México. La historia aún debate ese trabajo presidencial.

 

NO ERA UN DOMINGO CUALQUIERA

 

El pasado no era un domingo cualquiera. Era un domingo lleno de futbol. Por la mañana el mexicano Irving ‘Chuky’ Lozano anotó dos goles en el Napoli, para demostrar al gandalla entrenador Gatusso, que acá también hacen aires buenos. Lo ha tenido sentado en la banca y apenas le dio tiempo de jugar y demostrar que lo hecho en México está bien hecho. Como también lo firmó Raúl Jiménez, en el Wolverhampton. Jugaban también el Atlético de Madrid con su nueva contratación, Luis Suarez, que anotó otros dos goles en apenas veinte minutos que reapareció con su nuevo uniforme, para demostrarle al tal Bartomeu, presidente de Barcelona, que dejó ir un crack de la Garra Charrúa. Ese equipo con el nuevo Cristiano Ronaldo, su paisano Joao Félix (20 años) que dio el juego de su vida y el brasileño-español, Diego da Silva, será todo un trabuco que peleará campeonatos. Más tarde el gran Cristiano Ronaldo anotó otro par de goles con la Juve. Puro futbol de calidad y la otra revelación, Ansu Fati (17 años) fue la joya que opacó a Messi en el debut de ese equipo en la liga, cuando las cámaras enfocaban al rebelde Messi, que está que se va, que se va y no se ha ido. Por la tarde los juegos del futbol americano hizo el día completo, que lo echó a perder el nuevo clásico, dicen los locutores deportivos, América-Cruz Azul, juego chafa y malo, de cuarta, que terminó en empate a cero y que, cuando iban a los 20 minutos había que cambiarlo, porque son mejores las películas de Netflix, que esa cosa llamada nuevo clásico. Hay días así.

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