HACE 10 AÑOS (HURACAN KARL) 

*Rubén Darío: “Esa América que tiembla de huracanes y vive de amor. Camelot.

 

HACE 10 AÑOS (HURACAN KARL)

 

Un amigo me recuerda que hace 10 años a Veracruz lo azotó el huracán Karl. Fue el ciclón tropical más destructivo que haya pegado al estado, un 14 septiembre de 2010, presente lo tengo yo. Lo recuerdo porque este amigo, Gil Castro Márquez, y quien esto escribe nos fuimos a cubrir como reporteros de inundaciones a los sitios donde había pegado durísimo y donde creaba desolación y damnificados. Recuerdo que primero llegamos a Medellín y a Boca del Río, y trepados en un camión hacíamos la crónica de ese desastre de la Naturaleza. Gobernaba Fidel Herrera Beltrán y el gobernador andaba por su lado, muchas de esas fotos con los pantalones arremangados a la rodilla, circulan ahora por las redes sociales, teniendo a un militar al lado y él siempre al lado del pueblo, como era su costumbre. El Ejército ya acordonaba las zonas y aplicaba su Plan DNIII. Tenían al pie una cocina donde daban de comer a los damnificados, aquellos que se habían quedado sin casa, por la inundación. Recuerdo que llegamos a Carlos A. Carrillo y ahí hice un enlace a la XEJF, a reportar lo que veíamos, yo mero recordaba cuando mi padre Enrique, de chicos, nos llevaba a esas inundaciones cuando crecía el Rio Papaloapan y el agua llegaba a la vía del tren, en el cruce de Santa Cruz, territorio cuenqueño. Y también las legendarias pangas, que cuando íbamos a la casa de la abuela Genoveva en Villa Azueta, cruzábamos en los autos las pangas legendarias, hoy creo que solo quedan un par por allí perdidas, pero útiles. Allí cerca, en Tlacojalpan para brincar a Saladero hay una panga chica para la gente, no los autos, y me cuentan los historiadores que hay otra rumbo a Cosamaloapan, en El Corte de Amatitlán. Esas pangas eran clásicas. O trepabas ahí para pasar o te quedabas, a veces daban miedo, el rio cuando crecía bufaba.

 

ESOS DICHOSOS LANGOSTINOS

 

También muy clásico el sitio donde se comían los langostinos, Otatilán, de este lado estaba el restaurante de José Prieto, y del otro la muy conocida y renombrada Doña Mello, los langostinos y cóctel de camarones y las mojarras y los robalos y los frijoles refritos con manteca, que solo allí se podían comer. Cuando se inundaba de este lado dejaban de dar servicio. Las inundaciones eran tremendas, los ríos bramaban, yo recuerdo al Tesechoacán y al Papaloapan en todo su esplendor. Uno les veía y a veces tenías que cantarles esa rola de rio Manzaneras, déjame pasar, que mi madre enferma me mandó llamar. El Huracán Karl, voy a Wikipedia, traía una velocidad de 205 kms y dejó daños por 3 mil millones de pesos. Nos pegó duro 4 días, del 14 al 18 de septiembre. No dejaba de llover (hoy corté una flor, y llovía, llovía). Pues para no hacerla muy larga, trepamos a una lancha de las que tenía el Ejército. Un militar nos acompañó cuando supo que éramos corresponsales de XEJF, Notiver de Veracruz y Crónica de Tierra Blanca, nos trataron como a Anderson Cooper de CNN. Voy a mi archivo fotográfico y rescato una foto de esa travesía. Nos obligaron a poner el chaleco salvavidas y navegamos y navegamos, como escribiera la poetisa Alfonsina Storni: “Hacia adelante se partían los caminos para no caminar; a los costados se abrían las carreteras para navegar y hacia atrás se dirigían las rutas para desandar”. La Marina rescataba gente en los techos de sus casas pobres, muchas de ellas de techo de palma. Hubo 22 muertos en las partes donde pegó duro. Una baja sensible, pero como se tomaron todas las medidas que sugirió el gobierno, se salvaron muchas vidas. Así lo recuerdo. Those were the days (Esos fueron los días)

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