EL CRISTIANISMO FRENTE AL DOLOR SOCIAL / JOSÉ MUÑOZ COTA

EL CRISTIANISMO FRENTE AL DOLOR SOCIAL

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

 

Es indudable que el cristianismo –con su filosofía esencial del amor al prójimo y el perdón a los enemigos- ha experimentado un avivamiento en la iglesia que quiere ser más evolucionada.

Los corazones se han circuncidado –según la expresión de pablo, el de Tarso- y han deshecho las telarañas que los oscurecían. Seguimos esperando que los ricos sean más solidarios con los necesitados. –clama el Sumo Pontífice- y en el fondo de las conciencias habrá un impulso de arrepentimiento.

Porque, de otro modo, las manifestaciones de los ricos, que enloquecen con su derroche de domingo de ramos, serian solamente como “címbalos que retiñen”.

La cuestión está en que el cristianismo, como evangelio humanista, no puede olvidar a los necesitados y tampoco a los hambrientos.

Jesús, todo amor, no hubiera pasado de largo junto a los que no tienen pan y, tampoco, se hubiera mostrado indiferente si cualquier Juan Haldudo estuviera golpeando la espalda de uno de sus siervos.

Nosotros no entendemos la teología, ni la política especial de la iglesia; no sabemos de los compromisos que pudiera tener la iglesia con el capitalismo, si es que los tiene; pero aprendimos, desde niños, que Jesús, es verdad, no vino al mundo para liberar a los Judíos oprimidos, que su misión era otra, mas lejos de la política. Él lo dijo: “Dad a Cesar…”, pero creíamos que su presencia en el mundo fue la justificación de una filosofía amorosa que superaba el “ojo por ojo”, era una filosofía de amor a los enemigos, de perdón a las ofensas recibidas y, en este sentido, no acabamos de comprender ese despego a los problemas clasistas, mismos que no se pueden negar, aunque se desee.

Al cristianismo, como filosofía de la caridad, si le compete la desigualdad social; si le atañe el dolor social; si debe mortificarle la existencia de un mal reparto de la riqueza. Cuando menos esto es lo que se desprende de la lectura de los evangelios.

En el Diario de Romain Rolland: Cartas durante la primera Guerra Mundial, hay unos conceptos dignos de tomarse en cuenta, por la sencilla verdad que encierran: “…ese amor, ciertamente, no debe tener por efecto la supresión de la diversidad de clases, cosa irrealizable, del mismo modo que en el cuerpo viviente es imposible que todos los miembros tengan igualdad digna, pero sin embargo, ese amor hará que quienes están en una situación superior se rebajen en cierto modo hasta sus inferiores y que no solo observen  todos ellos la justicia, sino que los traten con bondad, afabilidad, paciencia; que estos, a su vez, se regocijen de la prosperidad de aquellos y confíen en su asistencia, así como entre los hijos de una misma familia, el más joven descansa en el patronato del mayor”( T I, pag 123)

El mismo sentido de justicia hace que la ley se incline hacia los débiles, como se ve en los textos del Derecho Laboral.

La misericordia por encima de la justicia. La misericordia como una lluvia de amor.

La misericordia es como lluvia del cielo. ¿Cómo podríamos olvidar que el cristianismo es misericordia, más que justicia? ¿No lo enseño así la parábola de la pecadora?

Es bueno leer, releer, de cuando en vez, la sabia poesía, tan tierna y tan clara, de Gibrán, en su obra Jesús el Hijo del Hombre, hay un poema que se intitula Un Hombre Rico, y en el encontramos estos textos: “Jesús hablaba mal de los ricos. Cierto día le pregunte: ¿Señor, que hare para encontrar la paz del espíritu? Y El me aconsejo regalar mis posesiones a los pobres e irme en pos suyo.

“pero Jesús no poseía nada; y por lo mismo, no conocía la seguridad y la libertad que aportan las posesiones, ni la dignidad, ni el propio respeto que en ellas yace”.

“en mi casa hay ciento cincuenta, entre esclavos y administradores, algunos trabajan en mis bosques y viñedos y otros trafican con mis naves en islas lejanas”…

Aquí se plantea un antiguo conflicto: ¿Cuántos años necesitaría un hombre trabajador y diligente, trabajando de día y de noche, para economizar la centésima parte de la riqueza de un magnate?

Naturalmente el rico no siguió a Jesús. Los ricos pensaran que los pobres deben resignarse. Así es más fácil su cristianismo.