Como lo hacen muchos ciudadanos, nosotros también nos preguntamos: ¿a dónde van a ir a parar tantos malandrines?
Coño ya nuestras autoridades deben de tomar en cuenta las medidas que aquí en esta revista hemos insistido una y otra vez, porque la gente así nos lo ha hecho saber: hace falta mano dura.
Los sicarios, asesinos, homicidas, narcotraficantes son delincuentes que en las cárceles obtienen el grado de “catedráticos del crimen”.
Si de por sí ya son gente diabólica, ya no son humanos, cuando salen de esas escuelas del crimen son todavía peores; por eso se debe de proceder tal y como ellos lo hacen contra los inocentes que caen en sus garras.
Muchas personas de bien nos dicen que están a favor de que a los malos les apliquen la ley fuga, para que cuando les echan el guante a esos grupos 8, 9 o más, sólo dejen a uno para que atestigüe de sus fechorías y a los demás les den su merecido, de esa forma serían cada vez menos.
Si no le hacen así nuestras autoridades ¿a dónde van a meterá a tanto malviviente?
