Un político veracruzano que ha tenido acceso al presidente López Obrador comenta que le expresó que tuviera en cuenta que en su gobierno y en algunos estatales hay corrupción.

Ha podido platicar con el presidente al menos en un par de ocasiones, por largo tiempo, y asegura que al final de una reunión, de frente, le advirtió sobre que la cuatroté no está exenta de corruptos.

El personaje veracruzano sabría lo que dice. Todo indica que ha podido ver de cerca cómo operan algunos funcionarios, que ocupan puestos clave, en casos que se prestan para corruptelas.

Recordamos esto ahora que el secretario del Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, en plática privada –pero fue grabada y luego difundida– habló de que “la 4T, como tal, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe, no existe, por el contrario, este gobierno de la 4T está lleno de contradicciones y esto se expresa, concretamente, en luchas de poder al interior del gabinete…”.

Y también habló, con nombres, de funcionarios que tratan de imponer “la visión que impera en el mundo con las grandes corporaciones” y que ha sido presionado para favorecer a la minera Grupo México y que permita importaciones de controvertidos productos.

¿Por qué esas presiones?, ¿ese interés está exento de la corrupción? A como se ven las cosas desde fuera del gobierno y por lo que ocurre y cómo se manejan en otras tareas del gobierno, no se cree que la presión de la que habla el titular de la Semarnat sea por convicción en ideales.

En fin, pleitos y diferencias en los gabinetes siempre han existido, a todos los niveles.

Aquí en Veracruz, en breve repaso, podemos mencionar algunos pleitos dentro de los gabinetes de gobernadores, derivados de que cada quien tenía sus intereses.

En tiempos de Acosta Lagunes, el secretario de Gobierno, Ignacio Morales Lechuga, se le fue encima al director de Seguridad Pública, Inocencio Jerez Treviño. Con Fernando Gutiérrez Barrios, el secretario de Gobierno, Dante Delgado, hizo añicos a Fernando Córdoba Lobo, entonces presidente del PRI.

Ya Dante gobernador, Gerardo Poo, como secretario de Finanzas, arrasando hacía valer sus intereses y los de su jefe. Con Miguel Alemán, chocaron Alejandro Montano y Roberto López Delfín.

Están también los casos como el de Fidel Herrera, que hizo y deshizo con sus colaboradores, y le gustaba que pelearan, como sucedería con López Obrador, que más allá de las fallas de su gobierno de las que habla Víctor Manuel Toledo (de ahí las deserciones a temprana etapa del sexenio), deja ver que le agrada el juego de las peleas en el gabinete y lo aprovecha, como sucedió con Luis Echeverría y López Portillo. En el gabinete de Cuitláhuac García sucede lo mismo y lo más probable es que esto se acentúe en la medida en que estalle lo de las candidaturas.

Claro que en un gobierno federal que se dice será el de la cuarta transformación de México no debería suceder lo que en otros del pasado. Desgraciadamente hay una fuerte división, sabida por el pueblo y ahora contada casi al detalle por el secretario Toledo, lo que prácticamente da la razón a lo contado por el político veracruzano que ha podido reunirse con AMLO.