Solo se quedaron con las ganas

En la vida política de Veracruz no figuró antes, pues su desarrollo profesional y político lo hizo en Baja California Sur, su segunda patria; él es nativo de Otatitlán, y su biografía indica haber sido asesor del exgobernador perredista de aquella entidad, Narciso Agúndez Montaño, en otro tiempo asesor de Rocío Nahle y Cuitláhuac García cuando éstos ocuparon una curul en San Lázaro, extesorero de Mulegé, municipio de escasa población en BCS que por su tranquilidad y buen clima es refugio de ciudadanos pensionados de USA, Canadá y Alemania, y diputado federal suplente por el distrito de La Paz; en alguna ocasión, el Ejecutivo estatal deslizó el dato de que fue coordinador de la promoción del voto de la campaña presidencial de AMLO en la elección de 2006. Hasta ahí. De pronto, brincó a la entidad como coordinador de la estructura morenista y, tras el triunfo de García, éste lo nombró en el cargo que ha ido afianzándose poco a poco, aún con tropiezo tras tropiezo.

Ha sido feroz crítico del bienio panista, y a él se acredita el golpe más duro que recibió éste: la expulsión de Jorge Winckler Ortiz de la Fiscalía General del estado, con todo y lo desaseado del proceso de diputados morenistas en el Congreso local, que nombró a la encargada de Despacho que Éric quiso y a la que acaba de ratificar en el cargo, Verónica Hernández Giadáns.

De todo lo demás que se le atribuye a Cisneros en golpeteos a diputados locales, sobre el castigo a José Manuel Pozos Castro y el retiro del fuero al misógino legislador Erik Iván Aguilar López para ser procesado por un delito común, sus pleitos y operación en contra de alcaldes panistas, su mano en nombramientos en el Poder Judicial y en el IVAI, lo han hecho ver como un político ambicioso y rudo. A eso debe atribuirse que desde el jueves pasado, cuando trascendió que estaba contagiado de Covid-19 y que fue atendido inicialmente en el CEM de Xalapa y luego trasladado el viernes al Hospital Español del puerto de Veracruz, a cargo del médico Xicoténcatl García Jiménez, hermano del gobernador. Ese mismo día, sus malquerientes soltaron rumores de que su estado de salud era grave, que había sido intubado, incluso se atrevieron a publicar la foto de un enfermo de piel morena, excesivamente gordo, boca arriba e inerte, con respiración artificial, que en realidad fue un burdo montaje; el sábado, incluso, se llegó a la exageración de especular sobre la inminente designación de Rafael Hernández Villalpando en su lugar, dándolo prácticamente por muerto a Patrocinio. ¿Quién o quiénes fraguaron todo ese escenario funesto, que por falso no mereció la mínima credibilidad?

No debe buscarse mucho, es claro que esas notas e imágenes, nocivas y despreciables, provienen de quien o quienes han resultado con mayor daño por las decisiones de Cisneros, algunos de ellos son los Yunes panistas.

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