MAÑANAS INCIERTAS

*El presidente AMLO ya debe estar en Washington. Ojalá que le vaya bonito. Camelot.

 

MAÑANAS INCIERTAS

 

Hay mañanas que son inciertas. Llegas al teclado de la compu y piensas qué y cuál cosa escribir. Y es cuando el huamachito no florece. No quiere uno tocar el maldito virus ni tampoco reconocer que ya hay gente enferma a la que uno conoce. Cosa que antes no nos llegaba. Y gente que dolorosamente muere. Ni tampoco de que Veracruz es primer lugar en feminicidios y secuestros. Y el góber veracruzano dio su informe que no escucharon ni los suyos, porque le tuitearon una información en vivo donde tenía 42 lectores, o sea, ni a uno por municipio, de los 212 que son. Un verdadero fracaso, y Mitofsky lo envió a la cola de los gobernadores, lugar 30 de los 32 que son. Para llorar. Nada de lo malo escribir porque la maldad, según Eistein, no existe, eso solo la ausencia del mas grande: “El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es como el frio que se produce en ausencia de calor, o la oscuridad que reina en ausencia de luz.”. Y entonces, sin mas temas que tocar, ni el viaje de AMLO a ver al Patrón Trump, ni los memes que se han sublimado, sobre todo uno donde va con una maleta de cartón trepando a un Viva Aerobus y le lleva un mole oaxaqueño de casa.

 

EN EL CONFINAMIENTO

 

Metido en el confinamiento toda la tarde, vagando y divagando entre mis 4 kilómetros que camino diario en el patio de mi casa, que es muy particular y se llueve y se moja como los demás, allí entre espacio tras espacio veo la película de Netflix o Roku y ayer mismo grabé una miniseries de tres capítulos de George Washington, el padre de la guerra de Independencia americana. Sus líos cuando lo vencían y cómo el destino, que es siempre acertado, lo llevó a ganar las batallas a los ingleses, un imperio de rey que no quería soltar esa tierra que, a los 200 y pico de años, se volvió la más prospera del mundo y la más potente en militarismo y economía. Una serie de HBO que la verdad está regulis, como diría un chaval. Con los pasajes de la guerra y un poco de cuando los Padres Fundadores de la Patria, desde Filadelfia tocaron esa campana que los llevó a la libertad. Para la libertad, sangro, lucho, pervivo, diría el poeta español, Miguel Hernández. Y me gustó verla pero, si alguno de ustedes ya vio la vieja serie de John Adams, que también se estrenó hace varios años, y se puede comprar en disco, una crónica de la vida del Padre Fundador John Adams, que comienza desde la Masacre de Boston en 1770, sus años como embajador en Europa, su labor como vicepresidente y presidente de los Estados Unidos, hasta su fallecimiento. Además tiene un ingrediente buenísimo, dos actores de primera, Paul Giamatti, que interpreta a John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos después de Washington, y quien empezó la construcción de la Casa Blanca, y ella, su esposa, la extraordinaria Laura Linney haciendo el papel de Abigail, la sufrida esposa de Adams, porque aquellos hombres que fueron grandes, dejaron sus hogares para encerrarse en las frías nevadas de Filadelfia hasta que no le dotaron al pueblo de una Constitución, que ahí los tiene aun sorteando tempestades como la llegada de Trump. Recuerdo una buena escena de ese film. Cuando Benjamín Franklin, uno de los Padres Fundadores junto a Thomas Jefferson, sale del Congreso de esa ciudad, una mujer le pregunta: ¿Qué nos van a entregar? “Les entregamos una Constitución, señora, para que jamás vuelvan a dividirnos”. Quien ya vio esa cinta, que ganó el Premio Emmy a la mejor miniserie, entenderá el cómo y porqué los representantes de las 13 colonias quisieron su Independencia de Inglaterra, y mandaron a su rey por todo lo ancho del mundo, con un poco de ayuda de sus amigos franceses. De eso quise escribir hoy.

www.gilbertohaazdiez.com