Muy eficientes, pero nada efectivos.

La semana pasada asesinaron a la rectora de la Universidad Valladolid, María Guadalupe Martínez, como siempre hubo una muy vistosa movilización de cuerpos policiales e incluso el Secretario de Seguridad estatal estuvo en el lugar de los hechos y por la tarde hizo referencia a que el robo no hubiera sido el móvil; al día siguiente, desde esferas oficiales difundieron que ya se tenían pistas de los autores materiales del crimen. Es decir, apuntan, pero no disparan, porque hasta allí llegó el protocolo del esclarecimiento siguiendo similar formato al de otros casos: quedar a la espera de que el tiempo borre de la flaca memoria colectiva el hecho. Pero desde la sociedad surgen voces de reclamo, pues siete rectoras de diferentes universidades del país remitieron carta al presidente López Obrador para pedir justicia y se ponga fin al creciente feminicidio en el país. ¿Habrá respuesta?