La soberbia en política: Manzur y Morena

Aquí en Veracruz se ha hecho presente en los últimos años, pues la soberbia ha tenido mucho que ver para que los acontecimientos políticos hayan sucedido tal y como los hemos visto o padecido.

Un ejemplo de lo que esto provoca (para la Iglesia es uno de los siete pecados capitales) lo tenemos en Salvador Manzur, quien por cierto ahora vuelve a asomar la cabeza, luego de que desde las elecciones de 2018 trascendió su cercanía con algunos actores de Morena.

Gente del PRI ha hecho notar que si no hubiera sido tan soberbio cuando fue alcalde de Boca del Río, ese importante municipio no lo hubiera perdido el PRI y recuperado Miguel Ángel Yunes Linares, lo que a la postre le sirvió de gran base para relanzarse a la gubernatura y ganarla.

Manzur es uno de los jóvenes que rodeó y apoyó a Fidel Herrera en los años previos a su ascenso a la gubernatura. No todos llegaron al mismo tiempo, pero ese equipo lo conformaron Javier Duarte, Alberto Silva, Érick Lagos y Manzur.

Así que cuando Fidel por fin es gobernador el joven porteño es asignado a la Subsecretaría de Ingresos de la Sefiplan. Y así como el de Nopaltepec, desde antes de despachar en Palacio de Gobierno y ya ahí mostró predilección por Duarte, así Javier dio muestras de preferencia por Salvador.

En 2007, cuando Fidel logra el milagro de arrasar en las elecciones de alcaldes —recuerde que poco antes apuradamente ganó la gubernatura— la mayoría coincidió que si hubiera postulado a Manzur a la alcaldía boqueña, también la hubiera ganado. Pero no fue así y esa demarcación la obtuvo Yunes Linares para su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez.

Manzur luego es candidato a diputado federal (2009) y gana. No termina su periodo como legislador porque su amigo Javier Duarte, en 2010, lo manda como candidato y se cumple el vaticinio de que con él, el PRI recuperaría Boca del Río luego de 12 años de presidentes municipales panistas.

Duarte no ocultó su predilección por Salvador. La mostró y empezó a muestrear a su compadre como el viable sucesor.

¿Y qué pasó con Manzur?, pues terminó de ensoberbecerse. Tuvo todo para ser un magnífico alcalde, pero solo se dedicó a cultivar Duarte y olvidó al pueblo boqueño.

El resultado de esto es que si bien no terminó su periodo (JDO lo llamó ser secretario de Finanzas), sí hizo lo necesario para que el PRI perdiera la alcaldía y volviera Yunes Márquez.

Así que los Yunes contaron con una magnífica plataforma para sus planes y Salvador, ya en Sefiplan, todavía cometió el descuido de comparar los programas sociales con “oro molido” y puso en aprietos no sólo a su jefe el gobernador, sino al gobierno de Peña Nieto. Una vez más quedó comprobado lo mala que es la soberbia en la política.

Por cierto, ahora que vienen las elecciones, tan importantes para López Obrador, ¿con cuánta soberbia actuarán los de Morena? A ver cuántas historias más vemos relacionadas con este “pecado capital”.

Se siguen descubriendo irregularidades administrativas al interior del IVAI. Trasciende que los anteriores comisionados además de que habrían “rasurado” el salario a personal, heredaron una burocracia cara e ineficiente, producto de acuerdos políticos.

Ahora se sabe que así era como se las gastaban en el órgano garante de la transparencia en la entidad veracruzana.

Esa misma burocracia está actualmente que echa chispas, pues estaría inconforme porque se quiere ir de vacaciones de verano, cuando prácticamente desde abril ese instituto trabaja con el mínimo de personal para evitar contagios de coronavirus.