El Estado Mexicano, contra la pared

Una bestial embestida contra funcionario público de alto nivel, las casi cotidianas matanzas colectivas, la puerta giratoria por donde cruzan judicialmente hacia la impunidad los malhechores, cuerpos de seguridad “amarrados” por la tesis de “abrazos, no balazos”, gobernadores amagados por la delincuencia, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos amenazada de muerte, y un discurso oficial centrado en la polarización política mientras la población se debate en medio de tres graves crisis, la sanitaria, la económica y la inseguridad, nos dan idea clara de un Estado Mexicano atónito frente al reto de resolver o mitigar los efectos de esos apocalípticos problemas. Porque a 18 meses de iniciado un gobierno ya no tiene pretextos para seguir culpando al pasado de cuanto acontece sin iniciar siquiera a la solución de los problemas. El crimen organizado ha mostrado ya el poderío del que es capaz de echar mano para domeñar a las autoridades, y la respuesta es un discurso que escurre responsabilidades y atribuye culpas, nada más.