¡LA HISTORIA OCURRE EN TU LADO! / Lenin Torres Antonio

¡LA HISTORIA OCURRE EN TU LADO!

 

Crónicas Ausentes

Lenin Torres Antonio

 

Da una vuelta, se detiene y me mira,

se suspende inerte, quieto e impasible.

Con su indiferencia se burla del movimiento,

ahoga con su danza las estentóreas voces humanas.

Suspende al tiempo.

Vuelve a dar otra vuelta,

se detiene frente a mí y me mira, parece decirme:

¡La historia ocurre en tu lado!

A veces da vestigio de  necesidad

y se alimenta con altivez,

intempestivo vuelve al silencio, a la danza.

Intenta explicarse lo que pasa allá afuera,

enfrente.

Con su duda niega mi existencia.

Reposa en el fondo,

se confunde con las piedras negras,

pero es poco el momento que demuestra ser real.

Se pelea consigo mismo,

casi estoy seguro

que es un ardid para demostrar que no es mío.

Poema para un pez llamado “Marzo”

LeToAn

Los días pasaban sin la más mínima diferencia, cada día era una copia del otro día, los barullos de siempre, las preocupaciones de siempre, las alegrías de siempre, las pláticas repetidas toda la vida se hacían como la primicia a comentar al conocido, al amigo. El ir y venir de la gente dibuja una geometría y una topología fácil de predecir, sabias a qué hora y hacia donde iría, con quien se haría acompañar cualquiera del pueblo.

 

Las tardes y noches dedicadas, principalmente las mujeres y los adultos mayores, a ver la televisión, primordialmente, los culebrones de las telenovelas; los jóvenes a deambular en grupo por del parque central hacia las esquinas donde se reunían y viceversa, a comentar las repetidas plática de toda la vida, las bromas pesadas, los excesos con las cervezas, los desmanes y uno que otra charla picaresca sobre el sexo y las chicas, otros jóvenes metidos absortos en sus celulares-casas, pasando de un meme a otro, de una noticia a otra, de una imagen a otra, deslizándose permanentemente por el mundo virtual sin detenerse, ni sentir.

 

Los adultos regresaban de sus terrenos de siembra, otros de sus empleos temporales no cualificados, la albañilería, repartidores de gas, meseros de los restaurantes de paso, dependientes de tiendas, y una minoría, de sus trabajos de maestros, empleados de gobierno o de comercios de la ciudad capital que colindaba con el municipio.

 

El tiempo era el mismo, con sus exabruptos normales, alguno que otro accidente en las curvas aledañas de la autopista o la vía libre, alguna muerte de un lugareño por vejez o por excesos etílicos, los lugares de reuniones se mantenían inamovibles, la esquina, la tienda-bar, la cancha deportiva, los corredores de las casas donde la familia y sus familiares frecuentaban reunirse, ya sea para platicar, comer, o simplemente, jugar a la lotería o algún juego de mesa, en fin, que la normalidad no la perturbaba ni los temporales de otoño ni las bajas temperatura de invierno.

 

La fiesta patronal del 12 de diciembre, día de la virgen de Guadalupe, era ansiada y esperada por propios y extraños, se había hecho tradición año con año esa celebración que reunía a todo el pueblo y sus invitados, acompañada por un baile con un grupo musical en la noche, una buena ocasión para estrenar la ultima indumentaria, para lucir los atributos físicos, discursivos, artísticos del buen bailador, aunque al final el jolgorio terminara en un pelea regularmente por el estado de personas alcoholizadas, pero eso no empañaba ni restaba éxito y alegría a la celebración.

 

Podríamos repetir esta descripción año con año, hasta que a fines del año 2019 y principios del año 2020 comenzó a oírse que una enfermedad respiratoria estaba en China, matando gente, las noticias de los telediarios nos decían que China había puesto en cuarentena a la provincia de Wuhan con más de 11 millones de personas, que construía un hospital en 10 días, que el origen de la infección que causaba esa enfermedad era un mercado donde vendían todo tipo de carne de animales, perros, gatos, murciélagos, víboras de pitón, ratones, etc., y los científicos decían que el coronavirus descubierto son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos, y que éste causaba la enfermedad del covid19 y que en mucho de los casos era mortal puesto que no había ni paliativos farmacéuticos efectivo ni vacuna, pese a eso, no nos quitaba el sueño ni trastocaba la movilidad del mundo, era un problema de China, la historia ocurría allá, y confiados a que pronto lo resolvería continuamos con nuestras vidas con normalidad.

 

De vez en cuando oímos que la OMS hacia algunas leves advertencias, sin la contundencia que ahora sabemos que debería haber hecho a todos los países del mundo. La vida cotidiana y la vida institucional continuaba sin pena ni gloria, la gente a sus vida de a diario, los hombres de negocios a seguir haciendo riquezas, los políticos buscando hacerle zancadillas a sus adversarios, en suma, lo público y lo privado continuaban obedeciendo a los parámetros conceptuales de la idea de mundo y sociedad con que habíamos venido viviendo desde hace más de 2000 años, el problema sanitario era de China, vimos como lo enfrentaba, aislando la región infecciosa, poniendo en cuarentena a cada uno de sus habitantes, las ciudades lucían desiertas, la gente respetando a rajatabla el aislamiento, ahora pienso que fue la disciplina y la contundencia de sus gobierno, la clave del control que china tuvo del coronavirus.

 

Y el resto de mundo, moviéndose como siempre, viviendo la vida con sus más y sus menos, pero sin el menor miedo ni incertidumbre, la dimensión de la enfermedad no se concebía más que como un film de ciencias ficción, pese a que ahí estaba el virus asesino de hombres, la Europa en la dolce vita con sus ciudades cosmopolitas atestadas de turistas y visitantes, a tope sus calles con sus restaurantes, bares y terrazas; los antros en las noches llenos ofreciendo géneros musicales para todos los gustos, bachata, metal, salsa, música instrumental, etc, distribuyendo placer al cuerpo y a la mente, sus museos y lugares históricos con largas filas de gente de todas  las nacionalidades, chinos, japoneses, rusos, latinoamericanos, etc., actuando como si la historia del coronavirus fuese exclusivamente la historia de China, hasta que la región de Lombardía en Italia dio el primer aviso, el covid19 ya estaba en Europa, matando principalmente a adultos mayores, se corrió el rumor que era una enfermedad de viejos, que los demás estaban a salvo, como una mecha de polvora en poco tiempo ya no tan sólo era Italia, también, España, Francia, y demás países de Europa entraban aceleradamente en procesos infecciosos del coronavirus, los hospitales rebasados, la gente aterrada metida en sus casas, sin saber que la movilidad previa a la que estuvieron sometidos muchos de ellos ya tenían la enfermedad, y era cuestión de tiempo para presentar los síntomas, y como fue, a diario los repostes de infectados y muertos por el covid19 presagiaban situaciones críticas, pues no tan sólo era una emergencia sanitaria, sino también económica, aunque la vieja Europa tenía los suficientes euros para hacer frente al coronavirus, también  cuestión su actuar ante el covid-19 por su falta de prevención que trajo sufrimiento y muerte a sus habitantes, ahora hubiera deseado no haber dependido del turismo, y esos visitantes que trajeron la peste del coronavirus ahora son maldecidos, y los residentes orientales mal vistos, aunque en su proceso de desescaladas ya están pensando en cómo atraer al turismo de nuevo.

 

En América igual que antes Europa, pensamos que la historia del coronavirus era de China y ahora de Europa, y que aquí los océanos nos salvarían, pero volvimos a olvidar que la maldita movilidad no tiene límites, que en cualquier momento un emisario del mal llegaría, y llegó, se dijo que fueron estudiantes del oriente quienes trajeron el mal, y los primeros casos comenzaron a aparecer, principalmente en New York, Los Ángeles, etc, las ciudades de la modernidad era atacadas ahora no por aviones secuestrados ni misiles intercontinentales, sino por un microorganismos letal que comenzó a cobrar víctimas mortales.

 

América Latina intentando organizarse para hacer frente a la pandemia, con sus limitados recursos económicos e infraestructura hospitalaria precaria, tan sólo nos volvimos espectadores esperando que el mal llegara, pese a tener enfrente las imágenes de terror del imperio americano con sus muertos, que se cuentan en miles y sus infectados que rebasan ahora el millón, no podíamos hacer nada más que esperar, y lanzar nuestros programas de sana distancia y reclusión, que ahora vemos que son insuficientes, y no por negligencia sino porque era lo único que podíamos hacer, reproduciendo las recomendaciones de la OMS y el modelo con que Europa y China enfrentaron la pandemia, la diferencia es económica, mientras China construye hospitales en 10 días, y hace millones de pruebas, y Europa con buen financiamiento de las reservas del Banco Central de la Comunidad Económica Europea, salen, aunque maltrechos, bien librados de la pandemia, América Latina esperaba resignada su ominoso destino, y llegó, gota a gota las infecciones comenzaron a hacerse ríos, hospitales atestados de México, Ecuador, Brasil, Perú, Chile, han sido las imágenes frecuentes, el virus parece que se desplaza hacia el Sur como un alud con piedras y lodo, dejando a su paso escenas dantescas como las que los internautas subieron de Guayaquil, que sus inmigrantes huyendo de Europa contribuyeron a esparcir el virus letal.

 

Y no todo ha terminado, no hay vacuna no hay dinero suficientes, hay ignorancia y luchas intestinas por el poder político, somos ahora el foco rojo de la pandemia, el lugar último donde el virus se está cebando su mayor castigo, con un Brasil con 584,000 enfermos por covid-19, Perú con 178,000, Chile con 113,000, México con 101,000, Ecuador con 40,000, Colombia con 33,000, Argentina con 19,000, sin contar los subregistros que existen en cada país, que fácilmente se pueden multiplicar por 4.

 

En América Latina la crisis sanitaria se está desplazando, y eso es lo peor, de las ciudades al campo, la movilidad de la gente de los pueblos que tienen que salir a buscarse su sustento, aparte de traer míseros recursos económicos a sus casas, están trayendo el virus mortal.

 

Por un buen tiempo en los pueblos rurales y algunos no tan rurales, parecía que el mal era una falsa noticia, la información y las noticias alarmantes del covdi-19 sólo se veían en los telediarios y la internet, pero la gente se seguía preguntando dónde están los enfermos.

 

Al visitar el pueblo una que otra vez, me percaté que nadie creía en el covid-19, que la opinión popular era que no existía, que decían que era un invento del gobierno. En una de esas visitas que hice al pueblo, al acercarme a un grupo de amigos y conocidos, con mi cubre bocas era la mancha en la normalidad, ese día me quedé un rato con el grupo, me invitaron un aguardiente, por cierto, muy fuerte, que bromeaban que el coronavirus no lo resistiría y era su cura. Pasaron los días, de vez en cuento he regresaba al pueblo, y el panorama era el mismo, alguno que otro, muy poquísimos, se cubrían con el cubre bocas, la inmensa mayoría despreocupados vivían la vida sin el mayor reparo.

 

Hoy tengo noticias que el mal llegó al pueblo, que ya hay infectados por el covid-19, y lo que más me preocupa es que la gente sigue sin creer y sin tomar medidas sanitarias para evitar el contagio, era cuestión de tiempo, la historia que ocurría al otro lado, ahora es nuestra historia que compartimos todos sin excepción, que las condiciones de nuestros pueblos tanto materiales como en consciencia, lamentablemente traerá consecuencias en la propagación del covid-19. Esta historia continuará.

 

Junio de 2020