Fue el propio presidente Andrés Manuel quien anunció que su administración creará este año 2 millones de empleos, cosa que muy pocos le creyeron y hasta ahora nadie ha visto ni siquiera uno.

La realidad se contrapone a los deseos y a los anuncios del gobierno morenista, pues la pandemia del Covid-19 está llevando al cierre de empresas y comercios e incluso ha dejado sin trabajo a empleados del sector informal.

Desde que empezó la crisis sanitaria que provocó la cuarentena, hubo empresas que enviaron a sus trabajadores a sus casas, unas para que desde allí realicen su labor, otras, las menos, simplemente los mandaron a descansar, pues les siguen pagando.

Entre estas últimas hay algunas que optaron por reducirles a la mitad el salario, porque no tienen ingresos para pagar sueldos completos.

Pero a estas alturas de la pandemia, muchos negocios ya cerraron sus puertas y pararon su actividad porque no tiene ingresos y no pueden seguir pagando sueldos, impuestos, ni servicios.

Como consecuencia vemos que cada vez hay más gente recorriendo las calles. Jóvenes, niños, mujeres y adultos mayores piden apoyo en las casas para tener algo qué comer.

Al mismo tiempo se preguntan: ¿Y los dos millones de empleos anunciados por López Obrador? Para colmo, el vicepresidente nacional de la CMIC, Pedro Aguilar Pizarro, declara que el Covid-19 provocó el cierre de casi 3 mil empresas del sector de la construcción en el país.

La consecuencia es que alrededor de 600 mil trabajadores se quedarán sin empleo.

Y esto sólo en el sector de la construcción. Falta ver los datos que aporte el sector comercio, el turístico, el automotriz, el comercial y todos los demás.

Muchos temen que eso sea parte de la nueva normalidad a la que vamos a regresar cuando nos autoricen abrir las puertas de nuestras casas para salir a las calles, a los parques y a otros lugares públicos.

Vamos a ver cómo el desmpleo, igual que la violencia, la inseguridad, los secuestros y las ejecuciones formarán parte de esa nueva normalidad a la que tanto alude el gobierno.

El problema es que desempleo e inseguridad ya eran parte de nuestra vieja normalidad, la que vivíamos antes de la cuarentena, incluso antes de que se conociera el coronavirus.

Especialistas temen que los dos millones de empleos que quiere crear el gobierno este año se quedarán sólo en anuncio y en un buen deseo, al mismo tiempo que en frustración para quienes tiene urgencia de encontrar una ocupación formal bien remunerada.

La razón es simple, las condiciones económicas y sociales están dadas para que los sectores comercial y empresarial sigan contraidos.

Y si agregamos que los centros e institutos de investigación ya no recibirán presupuesto o por lo menos les serán recortados, muchos académicos e ivestigadores pasarán al grupo de los desempleados.

A todos los que ya padecen porque no encuentran trabajo hay que sumar a los nuevos miles de egresados de universidades, tecnológicos, escuelas normales y técnicas que terminan sus estudios sin la posibilidad de ocuparse en su área. Estamos en temporada de fin de ciclos escolares dentro de poco veremos a muchos festejando que ya son egresados y graduados, alegría que vivirán de manera efímera cuando se topen con la realidad de que no tienen dónde trabajar.

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