LA CABEZA DE LA NAHLE

*Un proverbio árabe recomienda dar al necesitado un pan y una flor: el pan para poder vivir, la flor para querer vivir. Camelot.

 

LA CABEZA DE LA NAHLE

 

Los empresarios, todos, a través del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), piden y exigen la renuncia de la zacatecana-coatzaquelqueña, Norma Rocío Nahle García, cuyo corazón late muy fuerte en y por Veracruz, por el delito de cambiar las normas mundiales de energías sanas. Por ahí quieren la de Bartlett, una gente que le ha hecho mucho daño al presidente, con todo lo que le han exhibido entre sus propiedades y la venta de su hijo de respiradores en abonos chiquitos. Pero nada pasará, bien le dijo Ciro Gómez Leyva a David Páramo, que la Nahle no se manda sola y al igual que aquella vez que peleó con los árabes por la reducción de barriles de petróleo, la orden era de su jefe, el presidente AMLO. Además, al presidente le caen retequegordos los empresarios del CCE, nomás tantito, diría Kamalucas, un filósofo de mi pueblo. O sea que por ahí nada pasará, y la Ley Nahle, donde le abren un huequito por si se quiere colar a Veracruz como Messi entre las defensivas, ahí está en el girón de la impugnación ante el Supremo Tribunal.

 

EL GOBERNADOR CON CUBRE BOCAS

 

La semana pasada, en una mañanera, cuando la mayoría de los funcionarios federales no llevaban cubrebocas, aunque se la vivan diciendo por la tele que hay que cubrirse, una verdadera incongruencia, Alfredo del Mazo, el pariente del corrupto Peña Nieto llevaba su cubrebocas N95, y no se lo quitó, en otros tiempos imperiales cuando el presidente se quitaba el saco o la corbata en un acto público, fuera comida o cena, todos los barberos se ponían a hacer lo mismo, despojarse del saco y corbata. Si la gira era de guayabera, a quitarse el saco y ponerse una, los chalanes salían corriendo a las tiendas a comprarla. Yo recuerdo una anécdota así. Sucede que en el tiempo que Dante Delgado Rannauro era gobernador de Veracruz (4 años), por la gracia de Fernando Gutiérrez Barrios, llegó a Orizaba y traía de la mano nada menos que al poderoso presidente Carlos Salinas de Gortari, tiempo que el alcalde era el profeta orizabeño del barrio de la Brisa Jarocha, Isaías Rodríguez Vivas. Después de los actos de gobierno, donde Salinas se maravilló del Palacio Municipal de la calle Colón, un viejo edificio de estilo francés construido en tiempos de Porfirio Díaz, para albergar al Colegio Preparatorio y que Isaías, años después traspasó del Palacio de Hierro a este edificio del siglo XX. Salinas le dijo al alcalde que era el mejor y más bonito palacio que había conocido en todo México, y vaya qué debió haber conocido varios palacios municipales. Miguel Alemán dijo una vez que este era más bonito que el palacio jalapeño, sin duda. Pues después de los actos de gobierno, se invitó a una comida a empresarios y sociedad civil en el Club Moctezuma, concurrimos por parte de la Cámara de Comercio y con los industriales y el sector empresarial, muy agrupado en aquellos años, llegamos al salón todos trajeados, parecía que íbamos a hacer la primera comunión, porque se nos pidió en la invitación ir de traje. Pues ahí vamos, pero sucede que al presidente Salinas, después de visitar a las señoras Ojeda, que vivían frente al Club Moctezuma y fueron  unas damas que empujaron por la sociedad y obras benéficas, Isaías lo hizo cruzar la calle y el presidente Salinas platico con ellas, pero ahí le dio calor y se quitó el saco y la corbata y de repente llegó corriendo un ujier del Estado Mayor Presidencial para que nos quitáramos todos también saco y corbata. No mammy blue, le dijimos, si hasta nos bañamos, y lógica no nos quitamos nada, el presidente en su indumentaria y nosotros con la nuestra. Anécdota pura de cómo operaba la vestimenta del poder. Bien por el gobernador Alfredo del Mazo, no lo intimidaron los federales sin cubre bocas.

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