¿Mucho pueblo, poco gobierno?

Arturo Reyes Isidoro / Un dicho muy conocido expresa que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. En realidad deriva de la que acuñó el conde italiano José de Maistre en el siglo XVIII: toda nación tiene el gobierno que merece.

Más tarde el francés André Malraux la readaptó: dijo que las gentes tienen los gobernantes que se les parecen.

Uno y otro aluden a que, en teoría, los gobiernos y los gobernantes son resultado de la voluntad popular; que están en el poder porque los ciudadanos se vieron reflejados en ellos y, por lo tanto, que serían dignos representantes suyos. Eso pienso, así lo interpreto.

Por lo tanto, se pensaría que un gobierno, un gobernante, si resulta bueno, en el sentido de que cumple, da resultados, entonces está a la altura de las expectativas de quienes lo eligieron; que estos se pueden sentir satisfechos.

Caso contrario, que si es malo, porque se queda corto con respecto a lo que se esperaba de él y no obstante eso se mantiene en el cargo, es porque el pueblo, sus electores, lo permiten; uno sería reflejo de los otros.

Más, recientemente, siendo candidato presidencial en 2018, en un mitin en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, el filósofo de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, dijo que “en la democracia, el pueblo pone y el pueblo quita”.

Proponía entonces que cada dos años los gobernantes fueran evaluados por los ciudadanos y aplicaran la revocación de mandato.

Ya como presidente elevó su propuesta a rango constitucional: el 5 de noviembre del año pasado el Congreso aprobó la revocación de mandato y consulta popular. En general hubo 372 votos a favor y 75 en contra, en lo particular, 356 votos a favor y 84 en contra.

El 15 de noviembre, diez días después, la LXV Legislatura local aprobó por 34 votos el dictámen de la minuta con proyecto de decreto de la reforma a la Constitución Política federal, sumándose a otros Congresos locales que habían dado su aprobación.

Por eso la reforma del martes pasado a la Constitución Política local por parte de Morena y unos cuantos satélites suyos eliminando la revocación de mandato es un contrasentido. No va con el espíritu que animó la reforma constitucional federal del jefe político de Morena a nivel nacional, AMLO.

Hasta ahora, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, se ha mantenido inalterablemente fiel y disciplinado a las directrices de López Obrador. No creo que cambie. Incluso si el tabasqueño lleva al precipicio al país, el gobernador de Veracruz lo va a seguir a ciegas. Su congruencia y agradecimiento con quien le dio la oportunidad de ser gobernador habla bien de él. Es confiable, es hombre de palabra. Se muere en la raya.

Seguramente él sí vio lo que la diputación local de Morena no: que con su iniciativa y luego reforma le llevaban la contra a Andrés Manuel, quien como gallito de pelea quiere ya, ya, ya, una consulta para que los mexicanos decidan si continúa o se va (será hasta el primer trimestre de 2022). Cuitláhuac, a tiempo salió a decir yo no estoy de acuerdo, estoy puesto para someterme a consulta. Y seguramente lo va a hacer.

La grave aberración política tiene solución, el gobernador la tiene a la mano: vetando la reforma. Es facultad suya. Ayer la comunidad católica a través del vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, presbítero José Manuel Suazo Reyes, le pidió que lo haga. Consideró “muy lamentable” que se haya eliminado, quitándole al pueblo “la posibilidad de mandar a su casa a algún representante popular que sea incompetente y no dé resultados”.

¿Veracruz tiene el gobierno que se merece, o el gobierno tiene un pueblo que no merece? ¿Mucho pueblo para tan poco gobierno? ¿O poco gobierno para un jodido y sumiso pueblo?

Con una diferencia de apenas 72 horas, entre el viernes y el domingo, dos manifestaciones, una profesional, otra religiosa, ambas finalmente ciudadanas, tuvieron lugar en Xalapa, dando muestra del grado de madurez y de evolución cívica-política que ha alcanzado el pueblo veracruzano: de decirle no al gobernante, al gobierno; de pedirle cuentas claras; que rectifique; pero, lo más alentador, es que sus autores, unos, médicos, otro, sacerdote, esgrimiendo argumentos, dieron la cara con su nombre y firma, no ocultándose en el anonimato ni solicitando que no se dieran sus nombres por temor a represalias.

Integrantes de Colegios y Asociaciones de Personal de Salud, en una carta publicada el viernes en el portal alcalorpolitico.com le dijeron al gobernador que se deje de chocholeos con ellos, que no necesitan trato de héroes ni “alabanzas inútiles”, sino que les digan dónde están los fondos federales y estatales etiquetados para emergencias sanitarias, como la actual, para comprar equipos de protección para todos ellos. En otras palabras, algo así como déjense de cuentos y dígannos la neta: dónde quedó la bolita.

A nombre de la Arquidiócesis, es decir, de una feligresía que suma un millón y cuarto de ciudadanos, el presbítero Suazo criticó ayer la reforma electoral. Dijo que resulta muy sospechoso, extraño y lamentable que en medio de la emergencia sanitaria causada por el COVID-19, que mantiene a la población confinada y preocupada por su salud, su economía y su sobrevivencia, la Junta de Coordinación Política haya agendado y llevado a la votación una reforma electoral.

“Da la impresión de que no les interesa el sufrimiento de la gente ni sus preocupaciones, sólo las ambiciones de su partido. Se está cumpliendo aquella frase de que ‘la pandemia les cayó como anillo al dedo’”. Esa es una voz que no se debe desestimar (voy populi, vox Dei, “la voz del pueblo es la voz de Dios”, no se debe olvidar).

Finalmente, ellos están cumpliendo –junto con la prensa independiente– el papel de contrapeso político que debiera asumir la oposición en el Congreso local, que, justo es decirlo, una parte sí se comporta dignamente y no le da la espalda a los ciudadanos que los eligieron, aunque otra parte se presta a una mascarada a cambio de vaya a saberse qué intereses, a cambio de qué o de cuánto, o de ambas cosas.

(Rodrigo García Escalante, que siendo panista se le volteó a la que era su bancada y votó a favor de Morena, ante el tsunami de críticas que le cayó encima salió luego a tratar de justificarse diciendo que le interesa el ahorro a favor de los veracruzanos sin mencionar que con los impuestos que pagamos todos, en agosto de 2017 celebró su ostentosa boda en Cancún, que conservadoramente se estimó en 13 millones de pesos, según publicaron diversos portales en su momento. Entonces, el presidente de la Red Evangélica de Veracruz, Guillermo Trujillo Álvarez, pidió que se investigaran sus ingresos).

En el gobierno debieran felicitarse por tener un pueblo con mucha madurez, informado, mayor de edad y con valor civil, que cada vez se deja menos y que cuestiona los desatinos y los abusos del poder; que reprueba con índice de fuego a sus mal llamados representantes populares y que no duda en ningún momento en rebasarlos.

El pueblo está echado hacia delante. Hace uso de su derecho a decidir, a expresarse, a disentir, a exigir transparencia, respuestas, a pedir que se corrija lo que se haga mal. No se debe dar ya un solo paso atrás. El terreno ganado debe cultivarse para que florezca a plenitud. Todos debemos de revestirnos del suficiente valor civil y alzar la voz cuando sea necesario. Y aprender. Sería muy grave si de todo lo que pasa no se aprende y se vuelve a cometer el mismo error, necesario mencionarlo porque dice el refrán que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.