A confesión de parte…

En verdad, sorprende escuchar al gobernador Cuitláhuac García que no leyó la reforma electoral aprobada este martes por el Congreso local, porque, de ser cierta su aseveración, delataría a un gobernador ausente, desinformado, si en verdad ignoraba que en el Congreso se ventilaba una reforma constitucional. Pero es obvio que estaba en esa jugada, ¿no informa, coordina o consulta sus acciones la bancada del partido en el gobierno a quien es su titular? Sería infantil así suponerlo, pues por mucha pretendida diferencia con el pasado revelaría suprema candidez concederle crédito. Además, el argumento es burdo y cae en descrédito cuando revela un puntual conocimiento del ahorro conseguido a costa de reducir las prerrogativas a los partidos políticos. Y en un arrebato de simulación asegura estar dispuesto a someterse a la revocación, pero es consigna a destiempo, porque si en verdad estuviera en desacuerdo con la reforma hubiera hablado al cuarto para las doce y no a las doce y cuarto.