La traición

Edgar Hernández* / 

¡La política en Veracruz dejó de ser un arte. Hoy es una artesanía que cualquier lerdo teje!

En los tiempos de Obregón se decía que en política nadie resistía un cañonazo de 50 mil pesos. Hoy, sin embargo, se requieren 50 millones de pesos para comprar conciencias y votos.

Ayer, tal como se esperaba, con 34 votos legislativos se fue al carajo una iniciativa que pretendía hacer buena la revocación del mandato por la vía de la consulta ciudadana aprovechando el camino para mochar el 50 por ciento de los prerrogativas a los partidos políticos.

Para alcanzar sus objetivos los morenos tuvieron que sacar a flote el excremento acudiendo a la inmoralidad política y, por supuesto, al billetazo.

Dado que se requerían de cuatro votos legislativos para amarrar el tamal que permitiera la supervivencia sexenal de Cuitláhuac García Jiménez, se acudió a los faltistas, a los ausentes de lealtad y a quienes se dejarían convencer por métodos muy seductores pero sobre todo irresistibles.

Ayer en el Congreso del estado se cuchicheaba sobre cantidades que oscilaban entre los 7 y 12 millones por piocha para inclinar al voto a favor de la causa Cuitlacuista, método que no espanta si consideramos que históricamente ha sido parte de una tradición impuesta por los gobernadores para tener sometido al Poder Legislativo.

Aquí el punto son el desaseo paralelo al descobijamiento político.

Es esa repetida burla. La tosquedad. El “¡nos los chingamos otra vez!”; el ¿No qué no?

Los cuatro diputados, de los 34 que votaron contra la revocación del mandato gubernamental, salvando en el papel más no en la realidad política al cuestionado Cuitláhuac, solo uno, el diputado Alexis Sánchez, es hijo de nadie. En realidad es solo una vieja rata de Movimiento Ciudadano, quien con el voto de la traición lo único que pretendía era consolidar su patrimonio para el retiro.

El resto son hijos de alguien.

Andrea Yunes le puso el último clavo al ataúd de su papá Héctor Yunes ¡Vaya madriza en las redes! quien horas antes denunciaba la gestación de un atentado a la democracia al tiempo que amenazaba acciones legales.

Si el papá, también ignoraba por dónde iba el voto de su hija Andrea malo, y si sabía por dónde iba ¿por qué no se quedó callado?..

En realidad el atropello fue de muerte.

Juan Carlos Molina es también víctima post mortem. Desde ayer se remueve en su tumba y quisiera morir dos veces por haber heredado la curul a su hijo putativo Antonio García Reyes, un campesino nylon dispuesto a vender a la más antigua de su familia por unas monedas.

Y el tercero de estos distinguidos exponentes de la política veracruzana es Rodrigo García Escalante, exporky, hoy excluido de la bancada panista, Ricardo García Guzmán, priista, panista y hoy moreno, quien fiel a su estirpe respondió como lo alacranes, esa es un condición.

Y si de 4 a 12 millones de pesos fue el embute que les dieron para que votaran en favor de la Reforma Electoral so pretendida austeridad presupuestal y para apoyar la pandemia –repetido cuento-, de poco servirá para la supervivencia de Morena que, al igual que el Coronavirus, se aplanó e inició la curva de descenso.

Pero si el voto legislativo de los 4 de marras fue en conciencia porque su vocación democrática, espíritu libertario y su nítida conciencia así se los demandó, debieron calcular los daños colaterales en contra de su fama pública (hoy nadie los baja de traidores), el atropello a sus partidos por la rebaja en el 50% de sus prerrogativas, el daño político a quienes aspiran a la próxima gubernatura como es el caso de Héctor Yunes y las consecuencias de su voto que irremisiblemente los expulsará de los institutos políticos que los llevaron a las diputaciones.

Ante la opinión pública quedaron como el jabonero cuando no caen resbalan, o como dice Ramos Alor, ya ningún chile les embonó.

Las consecuencias de estos jueguitos mercenarios ya se verán en julio del año próximo cuando la ciudadanía acuda a las urnas para demoler el peor error histórico cometido por incautos que creyeron en la “Flauta del Peje”.

La de ayer fue para Cuitláhuac una victoria pírrica ya que en lo sucesivo le será complicado y quizás imposible remontar su pésima imagen sobre todo luego de que por más de 17 meses ha sido considerado el peor gobernador de la república. Todo es cuestión de tiempo.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo