Los azotes de la humanidad

 

La mayor prueba de la grandeza humana la encontramos cuando vence las dificultades, aun cuando se siente perdido por momentos. Pero no quiere o no alcanza a comprender que él es la medida y solución de muchas de las adversidades que le aquejan. Los egoísmos, las ambiciones, el afán de poder, la ignorancia, la falta de principios, lo ahogan en un océano de falsedades e irrealidades que confunde con verdades vitales.

Han existido muchas enfermedades endémicas que azotan continuamente a la población. Por ejemplo, la disentería, los diferentes tipos de gripe, sarampión, viruela, lepra, malaria, paludismo, cólera, poliomielitis, entre otras, acompañadas por las malas condiciones sanitarias, hábitos imprudentes, alimentación inadecuada, escasa estructura médica y hospitalaria, y la indiferencia de las autoridades y de la propia población.

Muchas epidemias aparecieron de pronto, atravesando fronteras y convirtiéndose en pandemias, favorecidas por la convivencia en los hacinamientos humanos y por la movilidad que traslada el contagio. Y muchas han transformado a las sociedades en las que aparecieron. Por ejemplo, la peste negra, tal vez la más terrible epidemia, atacó al imperio bizantino en 541, a Europa en 1347, a Asia en 1855 y a la isla de Madagascar en 2017.

A mediados del siglo XIV, esa terrible enfermedad se propagó por Europa. No sabían cómo detenerla y en pocos años (1347–1353) sembró, auténticamente, la muerte y la destrucción en todo el continente, al grado de acabar con una tercera parte de los habitantes de ese entonces. Esta pandemia solo es comparable a la que devastó Europa en tiempos de Justiniano y, hace un siglo, a la gripe española que asoló al planeta.

Con el SARS CoV 2 la atención de la mayoría está en la pandemia y lo mucho que se dice, que se miente, que se hace caso omiso civil, y que ni siquiera, para algunos, existe. Los resultados que se incuban en el proceso son delicados, porque se altera el modo diario de ser, de hacer y de ganarse la vida. Se alteran las relaciones económicas y, en general, la vida de las personas.

Existen situaciones controvertidas como miedo, reconciliación en los hogares, pérdida de empleos, conflictos con la economía, indiferencia ente el dolor de los demás. Antes creyeron que era la ira de Dios por los pecados humanos. Hoy algunos piensan que es un virus creado por la guerra económica de las potencias. Lo más claro es la fórmula elemental de quedarse en casa, pero no es del todo acatada. Y quienes tienen la necesidad de salir, muchas veces no guardan las formalidades del cuidado sanitario.

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