A CABALLO

AHUED RETURN

POR FELIPE BUSTOS GARCÍA.

RICARDO AHUED BARDAHUIL está de regreso en Xalapa y en su sitio en el Senado de la República, en donde la voluntad de los veracruzanos le ha ubicado y en donde, sin duda, hoy más que nunca, le necesitamos.

Personas en el gobierno, quienes no le conocían ni sabían de su integridad y firme voluntad incorruptible, le habían mandado al destierro, a un pozo administrativo purulento donde la corrupción generalizada mantiene el paso de nuestras fronteras contaminadas por el embute, la tranza y el contubernio entre funcionarios, agentes, importadores, exportadores, narcos y criminales de toda cepa.

Le pusieron a prueba y fracasaron. No le tentó el dinero (que la negociación con su apellido cuenta con el favor de todos los sectores sociales de la población), tampoco la ostentosidad del cargo (pues aquí y donde se para tiene un nombre familiar y un apellido que relumbra), tampoco le arredraron las amenazas ni los sobornos.

Al final -Y CREO QUE TODOS LOS VERACRUZANOS LO ESPERÁBAMOS- tuvo que renunciar -como debe- un hombre de principios y honorable, dejar lo que estigmatiza y pudre lo esencial del hombre.

Está de nuevo en su hogar en donde le hemos visto crecer y formarse como solícito aprendiz del ejemplo familiar en el trabajo, el respeto comunitario y la integridad y la valoración ética que cada quien debe deberse a sí mismo.

MUCHO LE NECESITÁBAMOS. No hay quien tenga dimensión de estadista y menos liderazgo, en nuestra pobre entidad, cada vez más abandonada y perdida bajo un gobierno que no existe: tartamudo, necio, torpe  y titubeante, soberbio e incapaz ya no sólo de resolver los problemas elementales y vitales de las comunidades tan diversas de nuestras regiones y municipios, sino aún de lo más mínimo y tan simple como lo es el tener la imaginación y la decisión de ejercer un presupuesto multimillonario en obras activas que den trabajo y  hagan florecer nuestro campo y la urbanidad de nuestros pueblos y ciudades, garantizando la salud y mejor educación de nuestros coterráneos

ASÍ QUE BIENVENIDO de regreso a casa, Señor Senador. Sabemos que con usted hay ahora ¡POR FIN! una persona en el sistema de gobierno, con quien es posible hablar y ser escuchado y atendido y que; siendo conocedor de la realidad de nuestras comunidades, sabe de desplegar facultades y hacer que las cosas tomen rumbo y se realicen.