BIOLUMINISCENCIA EN PLAYAS

*De Lee Iacoca: “Recuerda que cualquier cosa que valga la pena, lleva en sí el riesgo del fracaso”. Camelot.

 

BIOLUMINISCENCIA EN PLAYAS

 

Ha aparecido la bioluminiscencia en las playas. Cuando el hombre abandona el territorio sagrado de los animales, su hábitat natural, por diferentes partes del mundo han salido a recorrer las tierras que eran de ellos, tanto venados como animales carnívoros, lagartos paseando por Miami en autopistas. Es común verlos por las calles solitarias por la pandemia. Hace nada brotó en Acapulco un fenómeno llamado bioluminiscencia, son algas que desprenden luz con el movimiento de las olas, un fenómeno natural que no se logra ver cuando la gente se mete a nadar, que es espacio de ellos, también hasta un tiburón encontraron en Veracruz Puerto. No hay turistas, no hay gente que se meta a sus territorios y los animales buscan el suyo. Osos, coyotes, jabalíes se han visto en Monterrey, por las calles de los ricos de Forbes.

 

EL DUELO ALATORRE-GATELL

 

Uno a esa hora de esta noooooche en Hechos, sintonizó el canal porque desde el viernes pasado, televisora y gobierno se habían dado un quién-vive, un clinch boxístico, donde lejos de recular, Javier Alatorre, el amigo del presidente,  habló de la libertad: “La función que cumplo aquí es un honor”. El golpeado subsecretario tuvo esa entrevista nocturna y fumaron la pipa  de la paz, como en los tiempos imperiales. Eso me llevó a una anécdota que escribió el periodista español, Raúl del Pozo, del diario El Mundo de España: “El Calígula de Camus le pregunta a Casio Querea si dos hombres con igual de grandeza pueden hablarse con el corazón como si estuvieran desnudos. Querea contesta: “Me parece posible, Cayo, pero te creo incapaz de hacerlo”. Calígula, dice: “Tienes razón. Por lo tanto pongámonos máscaras y utilicemos la mentira”. Así aquello.

 

LOS 15 MINUTOS DE FAMA

 

Cuentan que al menos una vez en la vida, al ser humano se le presenta la oportunidad de tener sus quince minutos de fama. La frase la acunó Andy Warhol, el neoyorkino reventado: “En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos”. A mí, la verdad no me ha llegado. Harrison Ford una vez fue llamado como carpintero, que ese era su oficio, por el director George Lucas, el director de la Guerra de las Galaxias. Lucas lo veía con ojos de lince, mientras el otro hacia su chamba con el berbiquí y el cepillo de madera. Le vio algo y lo llamó a una prueba cinematográfica. Harrison no solo tuvo sus 15 minutos de fama allí mismo, tuvo sus años gloriosos al ser hoy el heredero de Humprey Bogart y uno de los actores más cotizados por Hollywood. La fama, decía un escritor, solo sirve para conseguir buena mesa en restaurante. Famoso ha sido por la pandemia, Hugo López Gatell, lo vemos hasta en la sopa, parece repetición en los noticieros, es más famoso que su jefe, AMLO, de allí las hipótesis de que lo querían desinflar, por andar en el top ten de la fama. No hay noticiero donde su carita salga a dar las malas nuevas, ninguna buena.

 

EINSTEIN Y SUS NACIONALIDADES

 

Albert Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Al final de su vida, un periodista le preguntó qué posibles repercusiones había tenido sobre su fama estos cambios. El físico dio la siguiente respuesta:

-Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses dirían que yo era un físico suizo; los suizos, que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío.

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