LOS MEDICOS CUBANOS

*La libertad nunca es dada; se gana. Camelot.

 

LOS MEDICOS CUBANOS

 

Vienen a México de refuerzos 20 médicos cubanos, anuncia la 4T. Y muchos se preguntan a qué vienen, cuentan unos historiadores modernos, que cubanos médicos llegaron a Italia y a la semana se regresaron, pues no sabían manejar los equipos modernos de tecnología, donde en su patria no alcanzan a tenerlos. Era mejor que vinieran los chinos de Wuhan, los que infectaron al mundo por tragarse un murciélago. Cuba es famosa por algún tipo de medicina, alguna vez decían curar un cierto tipo de cáncer con el medicamento del escorpión azul, y eran colas y colas las que se formaban. La veintiunica vez que fui a La Habana, presente lo tengo yo, un amigo padecía cáncer, ahí me ves yendo a un hospital público y pedirles si me podían vender ese medicamento, me dijeron que lo regalaban, pero tenía que explicarles, mediante una carta médica, qué tipo de cáncer era. Me fui al mercado negro y lo encontré, mi amigo murió años después, el maldito cáncer no perdona. Otro amigo me pidió, porque también tienen fama de curar el vitíligo (el mal de pinto, le dicen en Tierra Blanca), esa enfermedad que mancha la piel, y en esa no tuve problema, hay clínicas especializadas donde lo venden al público (Melagenina Plus) debidamente presentados y etiquetados como si fueran del Doctor Simi. Cuba ha logrado mucha fama de tener medicina avanzada. Otros dicen que es solo la fama, porque ni tienen la tecnología que portan los hospitales del mundo, y uno entra a sus hospitales y están para llorar. Eso sí, todos tienen acceso hospitalario.

 

LA COMIDA CUBANA

 

Esa vez de mi tour en La Habana, comí con un prestigiado médico, durísimo en el trabajo, daba más de cien consultas diarias y no tenía automóvil, para llegar a esa comida le pidió un carrito viejo a otro amigo, en Cuba los van formando y poco a poco les dan acceso a un auto viejito y destartalado, ese doctor venía a Xalapa y a Veracruz a dar conferencias y se ayudaba con la venta del medicamento contra el cáncer, tenía ya su clientela veracruzana, lo invité a comer a un cubano restaurante de carnes, de los picudos, El Templete. Me pidió si podía llevar a su esposa y a un hijo de unos 17 años, les dije que con gusto; educado, preguntó si podía pedir la carne, porque la carne no la conocen y escasea en esa Cuba de aislamiento. Comimos de todo, opíparamente, diría un clásico. Casi al final le pregunté por qué no abandonaba Cuba, en cualquier otro país tendrías tu clientela y trabajo y tus dos autos y casa propia, como la mayoría de los médicos mexicanos. Me respondió que cuando salía al extranjero, o salía solo con la esposa, y el hijo siempre se quedaba como rehén y prenda cautiva. Así deben seguir con esos Castro que solo se fueron en la imaginaria, pero que siguen con ese sistema comunista viejo y obsoleto. Aunque tienen una ventaja, no hay delincuencia, en las noches le preguntaba al guía si podía salir a caminar las calles: “Chico, me dijo, aquí tú estar seguro, el que te asalte Fidel lo fusila en la mañana”. Aún vivía ese dictador llamado Fidel Castro. Y no había asaltos.

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