El coronavirus ha convertido a enfermeras y enfermeros, así como a médicos, en el centro de atención de la gente.

Hay lugares donde les aplauden y les dan trato preferencial, tanto por el trabajo que desarrollan como por el riesgo al que están expuestos.

Hay quienes los llaman héroes y piden para ellos un trato especial por parte del gobierno, pues salvan vidas a costa de su propia integridad física.

Estos profesionales de la salud exponen su vida al atender a pacientes enfermos de COVID-19.

Pero también son el centro de atención de los medios de comunicación por las protestas que realizan para exigir que les entreguen insumos y equipo para trabajar.

Hemos visto y escuchado cómo dan a conocer que trabajan bajo protesta porque no reciben el material mínimo y esencial como los cubrebocas.

Por distintos rumbos del país y del estado han salido a decir que corren el riesgo de contagiarse de Covid-19 y de otras enfermedades porque ni siquiera guantes les proporcionan.

En hospitales y clínicas del IMSS y otras instituciones del sector salud han externado su molestia porque tienen que comprar materiales e insumos con su dinero, lo que no se vale, porque el salario que perciben es en pago al trabajo que realizan.

Tienen familia a la que deben mantener, algunos profesionales se hacen cargo incluso de sus suegros y de otros parientes, por lo que no es justo que tomen de su salario para comprar materiales e insumos que deben proporcionarles las instituciones de salud.

La pregunta que se hace la gente es por qué el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador no ha resuelto esta falta de materiales, insumos y equipos en los hospitales a pesar de que estamos en una emergencia sanitaria.

Si el país y el estado se encuentran en medio de una pandemia, esta situación exige medidas emergentes y extraordinarias y el sector salud debió prever la demanda de guantes, cubrebocas, respiradores y otros materiales y equipos para que el personal pueda atender a los pacientes.

La contingencia sanitaria no empezó ayer ni la semana pasada y por eso no se entiende que a estas alturas haya ese tipo de carencias.

Lamentablemente a lo anterior se agrega la discriminación que sufre personal médico y de enfermería que trabaja en hospitales.

Unos argumentan que ocurre por ignorancia y otros lo atribuyen al miedo, el caso es que en algunas tiendas de conveniencia, como las que están frente al Hospital de Alta Especialidad en el puerto de Veracruz, por ejemplo, les han pedido que se retiren y les han negado el servicio.

Hay lavanderías en las que incuso han colocado letreros indicando que no reciben ropa de enfermería.

Hay que recordar que la salud y la vida de muchas personas están en manos de esos médicos y de esas enfermeras que, además de no recibir lo necesario para realizar su trabajo, sufren discriminación y agresiones.

¡Cuidado!

Por cierto que circula una lista de políticos y funcionarios del sur del estado que poco o nada hacen para apoyar a sus paisanos sureños en esta emergencia. Ahí están, por ejemplo, el alcalde de Tatahuicapan, Esteban Bautista Hernández; el de Ixhuatlán del Sureste, Wilbert Luis Luis, y el de Minatitlán, Nicolas Reyes Álvarez.

También aparece la secretaria de Turismo, Xóchilt Arbesú; el diputado federal por Cosoleacaque, Manuel Gómez Ventura; la secretaria del Medio Ambiente, Rocío Pérez (de Cosoleacaque); el legislador federal Eduardo Ríos Fararon; la también diputada federal por Minatitlán, Carmen Medel Palma, y la senadora de Villa Allende, Claudia Balderas Espinoza, entre otros.

¿Qué estarán esperando?

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