En Premier League, la mitad de los equipos (10 de 20) cuentan con empresas de apuestas deportivas como principales patrocinadores de sus camisetas

Fréderic Happe / AFP

Con la suspensión de las competiciones deportivas debido a la crisis del coronavirus, la industria británica de las apuestas ha sufrido un duro golpe. Su falta de actividad puede también repercutir en los clubes, debido a su creciente y polémico papel como patrocinadores.

Desde la ‘Gambling Act’, la ley que entró en vigor en 2007 para liberalizar la industria del juego en Gran Bretaña, el sector ha vivido un crecimiento constante.

Pero ahora vive amenazado: Sin fútbol ni deporte en directo los ingresos caen en picada.

En 2018, el producto bruto de los juegos (PBJ) -sumas apostadas por los jugadores menos lo que recibieron en ganancias- alcanzó 14 mil 400 millones de libras, frente a ocho mil 400 millones de 2011.

En medio de actividades variadas -casinos en línea, lotería nacional, rasca y gana, casinos reales y bingos-, las apuestas, deportivas o no, son la gallina de los huevos de oro, con cinco mil 200 millones de libras de PBJ el año pasado, mil 500 millones de libras procedentes del fútbol.

La casa William Hill, con 53 por ciento del negocio procedente de las apuestas deportivas, anuló el pago de su dividendo y estima en 110 millones de libras el posible impacto de la crisis sanitaria en sus beneficios.

Flutter Entertainement’s, la empresa que gestiona Betfair o Paddy Power, está todavía más expuesta, con 78 por ciento de sus ingresos procedentes de las apuestas deportivas. Cifra entre 90 y 110 millones de libras el impacto de la crisis en sus beneficios.

En Premier League, la mitad de los equipos (10 de 20) cuentan con empresas de apuestas deportivas como principales patrocinadores de sus camisetas.

La red de ocho mil 300 casas de apuestas en Gran Bretaña y los 50 mil empleos que generan podría pagar un duro tributo en estos tiempos de coronavirus.