HECHOS BOLAS

*La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. Bertolt Brecht. Camelot.

 

HECHOS BOLAS

 

México está hecho bolas con la Pandemia mundial del Coronavirus. Uno no sabe si le apuestan al trébol de cuatro hojas, a qué no llegue el mal que ataca a todo el mundo, o los funcionarios de la 4T solo cabecean. Mientras Trump para de cabeza al mundo en los aeropuertos, y ayer circuló un video viral de uno de Miami, donde no se veía un alma, el dos de la secretaria de Salud, un tal Hugo López, le dijo a la entrevistadora Denise Maerkear, que no estaba preocupado, cuando el mundo se preocupa por la Pandemia, esa misma mañana ese subsecretario irresponsable, pidió que los vuelos que no fueran tomados a Estados Unidos, México podría puentear, algo insólito, quizá por eso un vuelo de Europa a México lo cotiza una línea aérea en 71 mil pesos, el ABC del subsecretario simpaticón, hizo una muestra de lavarse las manos bien con jabón mientras se cantan las mañanitas, las que cantaba el Rey David, eso dijo, y otro video que circula donde el presidente habla de que se den abrazos, que se los den, pero de a lejitos. Todos cierran las puertas, la NBA, las ligas futboleras, la Juventus un defensa aplicó Coronavirus, lo que hizo que sus jugadores se pusieran en cuarentena, entre ellos Cristiano Ronaldo, que viajó a una isla portuguesa; los Fórmula Uno, la liga española suspendida, la Champions, todos andan firmes en evitar el contagio. Se suspenden conciertos, eventos multitudinarios, todo. El congreso cierra en España y los Reyes se ponen en cuarentena. A nivel local, la Feria Expori, que reúne a miles y miles en Orizaba, ha sido suspendida hasta nuevo aviso, según declara su presidente, Juan Manuel Diez Francos. El mundo se colapsa entre la caída de los precios del petróleo y las bolsas que los inversionistas huyen de ella, como buenos banqueros, cuando olfatean algo malo. Mientras México toma a chunga este mal, el mundo se cobija, desde aeropuertos, escuelas, estadios vacíos, el mismo Vaticano desolado, al cerrar las puertas todo el mundo apanicado menos México. Cuando llegue con fuerza a nuestras fronteras, dato que calculan llegará en 15 días, ya no se podrá echar la culpa a los conservadores. 114 países con más de 100 mil casos y 5 mil muertos. La Canciller, mamá Merkel anuncia que en Alemania el 70 por ciento de la población podrá ser infectada, y nosotros, en una isla. En fin.

 

KENNEDY Y  SUS MUJERES RUBIAS

 

Lo leo en El País. El hombre de Camelot, el mítico presidente John F. Kennedy, de su puño y letra cuando era senador de Massachusetts, reveló su obsesión por las mujeres rubias, aún no llegaba Marilyn Monroe. Ese manuscrito lo van a presentar el próximo abril en Dallas, el mismo lugar donde le asesinaron el 22 de noviembre de 1963. De  Kennedy y sus amoríos se han escrito muchos libros, unos serios, otros de pasiones de alcobas y empiernamientos, es muy común aquella escena comentada cuando la actriz Angie Dickinson se bañaba desnuda en la alberca de la Casa Blanca y el Servicio Secreto la sacó en vilo porque llegaba Jacqueline Bouvier, y aunque ella sabía de la infidelidad y el calenturiento de su marido, más vale aquí correr que aquí pelar. “Estoy loco por las rubias”, le dijo al Primer Ministro Británico. Tendría muchas en un futuro, como esa misma legendaria rubia que un día, hasta atrás, o sea, bien fumigada de alcohol, le cantó en el Madison Square Garden el “Happy birthay, míster presidente”, que la perrada aullaba y gritaba como si fuera evento deportivo. Ella, toda vestida en blanco, como diosa rubia, sin ropa interior pues acostumbraba, como declaró, dormir solo con una gota de perfume Chanel. Los libros de alcoba del presidente cuentan que tuvo amorío con Audrey Hepburn, cuando era senador, y de presidente con la Dickinson, Marilyn y Jean Simmons. Avisa este libro que quiso un clinch con Sophia Loren, pero el pelón de su marido la cuidaba muy bien, no la dejaba a solas, menos con este depredador presidencial. Hay muchas historias de amoríos del reinado de Camelot. Ese mismo que Jackeline dijo: “Habrá grandes presidentes nuevamente pero nunca otro Camelot”.

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