La cajera de Santander / Salvador Muñoz

En un mundo de redes sociales, donde somos aún más visuales que el Homo-Videns, el grueso de los usuarios es materia moldeable para programarla como mejor plazca a la entidad que teclea… basta tocar dos o tres botones que tengan un común denominador en la gente, y será viral, quizás más falso que las promesas de un Presidente, pero creíble, y basta creerlo para hacerlo “verdadero”…

Cuáles pueden ser estos botones que activen la programación de un individuo: la indignación, el resentimiento, el enojo, la frustración, la injusticia, la impunidad… ésos se me ocurren por tener una red tan polarizada, quizás haya otros…

Escucho a un hombre iracundo despotricando contra una mujer… se trata de la víctima de un atraco tras haber retirado una fuerte cantidad de dinero del banco (más de 70 mil pesos). El objetivo de su furia, frustración, impotencia, es la cajera de la institución bancaria. La acusa de complicidad con los delincuentes que lo despojaron porque uno de ellos refirió la cantidad retirada y eso sólo lo sabía él y la cajera… nadie más.

De cierto modo, se podría entender el comportamiento del individuo… trae una crisis encima: le roban el dinero, amenazan a él y a su familia, le roban los proyectos planeados… Estos hechos ocurren el pasado fin de semana en Boca del Río, en una sucursal de Santander.

Entre el domingo y lunes, empieza a circular en redes una noticia: La Policía Ministerial detuvo a tres personas por portación de arma así como en posesión de mariguana. Ésa es la primera información que se maneja (Veracruz Alerta) respecto a este trío de presuntos delincuentes a los que además, se les vincula con diversos robos en la zona conurbada de Veracruz y Boca del Río…

A partir de esa información, se desprende otra que se maneja en portales diversos, la mayoría, ajenos a Veracruz, con una variante interesante: “la vinculación familiar” de uno de los presuntos delincuentes con la cajera del banco al que un sujeto señala de complicidad en el atraco que sufrió. Dicen que “es su hermano”.

Lo extraordinario del caso es que no hay ningún dato preciso que dé fe de este punto, más que el citarlo… pero si eso le parece extraordinario, ¡agárrese! El descubrimiento que en muchos usuarios de la red se da, sean veracruzanos o no, pero tal parece que es parte de nuestro ADN azteca: ¡Qué chingones somos para el Reconocimiento Facial a ojo de buen cubero, que cualquier tecnología de punta nos la “Pérez Prado”!

Si usted viera la cantidad de comentarios que pusieron englobados a un “Sí, se parecen”, aderezados entonces con la “culpabilidad” de la cajera, podría entonces concluir con un simple “¡caso resuelto!”…

Por supuesto, hay detalles que fueron pasados por alto, tanto por la víctima que señaló a la cajera de complicidad como usuarios de las redes que la condenaron… el principal, quizás, la presunción de inocencia de la empleada bancaria. Si se abrió una carpeta en este caso, y la víctima sostiene “la complicidad”, no sé si esté obligada a presentar las pruebas o dejar el asunto a la Fiscalía para que busque en el árbol genealógico si esta cajera tiene como pariente a un atracador y es precisamente el detenido.

Otro detalle es el que se presume, de que en toda institución bancaria, sus empleados igual tienen prohibido el uso de celular en horas de trabajo, sobre todo si son cajeros…

Aún más: es seguro que si hay un señalamiento contra un empleado bancario, las autoridades pidan los videos que enfocan tanto al cuentahabiente en ventanilla como a la cajera… allí entonces se verá si después de la operación que realiza el usuario, hay una actividad inusual en la empleada bancaria… o de algún otro “cliente” cercano…

En conclusión, información oficial respecto a los tres detenidos, al menos hasta el mediodía de ayer, no hubo por parte de la Fiscalía General del Estado y mucho menos con relación al atraco por más de 70 mil pesos hace unos días en un Santander de Boca del Río. Lo que sí hubo en diversos portales, fue una “villana” que fuera el foco de atención de usuarios de las redes sociales, en la cual depositar la indignación, el resentimiento, el enojo, la frustración, por la falta de justicia y el exceso de impunidad en una sociedad polarizada a la que sólo falta darle uno, dos o tres elementos para programarla y que reaccione en la justa dimensión que pretende quien teclea frente a una pantalla… ¿con qué interés? ¡No sé! Dígame qué tema dejó de mencionar para seguir “el caso del hermano asaltante de la cajera de Santander”… y ahí tendrá su respuesta.

 

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