¿Defender a taxistas o a usuarios? / Óscar Pedro Reyes Castelán

Los taxistas volvieron a las calles en el puerto de Veracruz para protestar de nueva cuenta por la amenaza que ellos advierten en la posible intrusión de los servicios de transporte privado a través de las aplicaciones digitales, en particular UBER e InDRIVER; inclusive, denunciaron que ya operan unidades particulares que ofrecen este servicio, ante lo cual pidieron a las autoridades del estado su intervención.

Hubo una inmediata respuesta del secretario de Seguridad Pública, de quien depende el ramo de Transporte, Hugo Gutiérrez Mandonado: “En cumplimiento con la normatividad vigente, el @GobiernoVer no permitirá la operación de las plataformas digitales de transporte, por lo que se retirarán aquellas unidades que circulen sin apego al marco jurídico”.

Qué bueno que el titular de la SSP atienda las cuestiones de su competencia, defienda la ley y ofrezca cumplirla. Lo malo es que, frente al reducido grupo de inconformes que se manifestó en la vía pública y provocó un tremendo caos vial en el puerto jarocho, y se entiende que había que apagar ese fuego, aunque hayan afectado a miles de personas. El asunto es ¿al secretario Gutiérrez le parece más importante quedar bien con unos cuantos manifestantes que se apoderan de las calles como si fueran de ellos en lugar de sancionarlos para defender la ley y a los automovilistas y transeúntes afectados por ese acto de ilegalidad? Además, los concesionarios tratan de defender sus privilegios de seguir prestado un mal servicio, abusivo y peligroso, que los usuarios rechazan y también han exigido solución a las autoridades de Tránsito y Transporte, cuestión que siguen sin atenderse.

UBER, o cualquier otra empresa de servicio por aplicación que pueda ofrecerse en el transporte privado de pasajeros, seguramente sería mucho mejor que el de los taxis tradicionales, realmente con autos nuevos o de modelo reciente, con tarifas justas y con conductores que sean amables. No se dice que todo sea malo, hay honrosas excepciones, pero si bien el gobierno debe hacer respetar la ley, ésta no tendría que aplicarse de manera diferenciada, y sobre todo defender a los usuarios.

En este caso, el secretario de Seguridad no tiene qué cerrarse a la incorporación de un nuevo servicio de tranporte privado de servicio público que puede ser mejor; regularse, sí, y hacer que paguen lo que corresponda a la actividad que realizan, pero no negarse a lo que ya funciona bien en varias ciudades de distintos estados del país, incluida la capital de la República, Monterrey y Guadalajara.

¿A qué le temen los taxistas veracruzanos, incluídos el puerto, Xalapa, Córdoba o Poza Rica, por citar sólo algunos? A eso precisamente, a ser desplazados por un mejor servicio, más seguro, cómodo y con tarifas justas. No habría necesidad de Uber, Cabify, Didi o InDRIVER, si no existiera un servicio de taxis tan pésimo como el que ahora se padece en todas partes de Veracruz, desde luego permitido por la corrupción que hay en esa área de gobierno.

BINGEN DESEPERADO, REVELA SU DEBILIDAD

Ayer, el diputado Bingen Rementería Molina citó a algunos reporteros para que le tomaran declaraciones en el puerto de Veracruz en el tema de la falta de obras, tema con el que le pega al alcalde Fernando Yunes Márquez, con justa razón por su insípido trabajo, pero mostrándose “preocupado” para disponer de recursos con el impuesto del 3% a la Nómina que se destine a satisfacer necesidades de infraestructura urbana. Él, como es sabido, busca la nominación al cargo de presidente municipal, cosa difícil de lograr teniendo a los Yunes enfrente y habiendo decidido ellos, según parece, apoyar para esa posición a la senadora Indira Rosales San Román, aunque difícil que gane. De cualquier modo, Bingen es el rival más débil.

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