Respaldo social

CAMALEÓN

Respaldo social

 

Sin duda, el presidente López Obrador tiene muy precisa la vinculación de la Historia con la Política y el Arte de Gobernar, así lo acreditan las continuas referencias a sus paradigmas históricos de nuestro país. Por la frecuencia de sus cápsulas historiográficas podemos conocer las motivaciones que lo impulsan, la base de su pensamiento político, su actitud frente a los medios de comunicación y del imperativo por consolidar las reformas que habiliten el funcionamiento del “nuevo” régimen. En este sentido se diría es un discípulo apegado a Maquiavelo, uno de cuyos grandes méritos consiste precisamente en utilizar la Historia como recurso para entender lo que sucede en el contexto social.

Pero en una sociedad la dinámica de los acontecimientos no es lineal, como se observa en las dificultades que se presentan a todo gobierno en la implementación de sus programas, cuyos resultados dependen de su buen diseño y sus acercamientos con la realidad. En ese contexto podemos observar cómo a punto de cumplir un año de su ascenso formal a la presidencia de la república al presidente López Obrador las circunstancias no se le han acomodado en pos de sus propósitos, lo cual lleva consigo costos políticos y preocupaciones adicionales.

En doce meses hemos podido constatar el contraste entre los ofrecimientos de campaña y los resultados, y que al parecer lo único que no ha cambiado es la actitud de Andrés Manuel López Obrador, quien ahora desdobla su personalidad entre ser el presidente de México y un candidato en campaña. ¿Dónde termina el candidato y dónde el presidente?

Retirar a las fuerzas armadas del patrullaje de las calles y caminos de México; crecimiento económico al 4 por ciento; tres años para concluir la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía; terminar con la corrupción nomas tomando posesión de la presidencia; traer paz social al país casi al unísono con su ascensión al poder absoluto, etc., fueron ofrecimientos para ganar la elección presidencial.

Pero en realidad nada de eso se ha conseguido en el tiempo prometido, en contraste la violencia ha aumentado, exhibiendo una estrategia fallida, la economía luce estancada, la corrupción sigue vigente, licitaciones amañadas, sector salud en la inopia, reforma educativa a modo de la CNTE. Ya puestos los pies sobre la tierra, un año más pide el presidente, obviamente que lo tendrá porque conseguir en solo un año lo ofrecido no es fruta de temporada.

En el berenjenal los acontecimientos se combinan y atropellan con las prisas del presidente por consolidar su proyecto de nación. López Obrador conoce los problemas que enfrenta la implantación de un nuevo régimen, sabe de la resistencia de los intereses creados, también del imperio de los tiempos y las circunstancias, y que, si hasta ahora ha logrado reformas sustanciales al marco normativo del país, es gracias a la mayoría de su partido en las cámaras legisladoras, condición sine qua non que debe ratificar en 2021 para proseguir con la picota demoledora del antiguo régimen y fortalecer los cimientos del nuevo. De allí sus prisas y preocupaciones.

Porque en el camino se han producido acontecimientos que deforman los proyectos, que en el decurso de los sucesos se ha afectado a uno de los factores de poder más significativos del país: las fuerzas armadas, en cuyo seno han brotado serias inconformidades, particularmente a partir del llamado culiacanazo, que derivó en la mala idea de referir un hipotético Golpe de Estado, quizás como elemento de distracción o por la molestia presidencial a causa del discurso del general Gaytán.

En pronta rectificación, López Obrador desechó la malograda idea del golpe de estado y sacó a colación lo del “respaldo social” con el que cuenta. ¿A qué se habrá referido?

Siguiendo la lógica de sus conocimientos históricos y en base a sus paradigmas nacionales, por asociación de ideas vienen a mente los tiempos del presidente Lázaro Cárdenas, a quien el Jefe Máximo, Plutarco Elías Calles, favoreció con la candidatura presidencial del PNR en 1934. En su discurso de asunción al cargo ante el Congreso, Cárdenas fue determinante: “He sido electo Presidente y habré de ser el Presidente”, lo que el embajador de los Estados Unidos, Josephus Daniels puso en duda por el rumor generalizado sobre la supremacía del Maximato.

Ya en el ejercicio del poder, Lázaro Cárdenas inició una tarea de auto fortalecimiento, es decir, formando “una base social” de apoyo a su gobierno: Impulsó la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM-1936), creó la Confederación Nacional Campesina (CNC.1938), formó su propio partido político, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM-1938), integrado por sectores: obrero, popular y campesino, e incorporó a sus filas al ejército. Formó una Milicia Nacional integrada por campesinos y trabajadores que hiciera pantalla a aquellos miembros de ejército regular que simpatizaban con Calles. Puso gobernadores a modo; destituyó gobernadores y senadores callistas y a Calles lo mandó al exilio, junto con Luís L. León y Melchor Ortega, cofundadores del PNR, no sin antes calificarlos de “tránsfugas de la revolución”. Instruyó proceso por posesión y contrabando de armas de fuego al ex poderoso líder de la CROM, Luís N Morones, cesó al general callista Joaquín Amaro quien era Director del Colegio Militar; quitó al Jefe de la Guarnición de la Plaza de la Capital, consignándolo a la Procuraduría General de la República acusado de complotar contra el gobierno. Contando con la colaboración incondicional del Poder Legislativo se aprobó en 1936 la Ley de Expropiación. Así, cuando se produjo la expropiación petrolera ya contaba Cárdenas con “la base social” que lo apoyó.

Como es posible advertir, AMLO no está inventando el hilo negro, simplemente como todo presidente trae su librito al que da la lectura conforme a las circunstancias, y en el presente caso, podemos colegir que está tejiendo la madeja para ampliar la base política del nuevo régimen, ganando más gobiernos estatales en 2021, ratificar la mayoría en la Cámara de diputados y ensanchar aún más la base política con mayor extensión territorial para MORENA. La historia ayuda a comprender por qué la política es la más lógica de las acciones del hombre y por qué seguirá sujeta al tiempo y las circunstancias.

Queda para la incógnita: ¿Cuáles serán las “bases sociales” de “El tigre”?

 

alfredobielmav@hotmail.com

8- noviembre 2021