EL IMPOLUTO RUIZ (ESTRANZA), PERDON, ESPARZA

*Huye, que vienen por ti. Camelot.

EL IMPOLUTO RUIZ (ESTRANZA), PERDON, ESPARZA

 

Cuando a Rosario Robles se le aparecieron los fantasmas, y cayó rendida ante la ley, y ahora pasa sus noches en vela en la prisión, le comenzaron a aparecer más propiedades que al nopal. Una residencia por aquí, otra por allá, en el país y quizá en el extranjero. Pero una de ellas sobresalió, porque es un sitio que muchos conocemos y es el sitio donde el Perry Mason de la abogacía en Veracruz, Jorge Reyes Peralta, llegó a tener un despacho, tierra y suelo de los picudos, en el afamado Reforma 222, donde hay un Centro Comercial (Mall) con excelentes tiendas de primera y restaurantes y hasta un Sanborns de Slim, merito ahí junto hay un hotel Holiday Inn y tiene departamentos en renta y pisos de habitaciones. Pues sucede que cuando Chayito era la jefa de la Sedatu,  cuyas oficinas están ahí cerquita en Reforma, casi junto al hotel Sevilla, sucursal del Liabeny de Madrid, donde suelo hospedarme cuando voy a Ciudad de México, en ese Reforma afamado Rosario Robles tenia rentado un piso, cuando llegó la 4T lo dejó, entregó las llaves y cerró el contrato, no fuera a ser la de malas que llegaran los de la 4T como los marcianos, que llegaron ya y llegaron bailando cha-cha-cha. Pues eso pasó, entregó pero la sorpresa grande y mayúscula fue que el dueño de ese pisito es nada más y nada menos que el esteta de la corrupción, el exsecretario de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, a quien ya le ven ganas de estar con Chayito, pero en la cárcel. Lo publicaron los diarios y el hombre, doble de Richard Gere de petatiux, brincó y dijo el muy cínico: “Tengo un patrimonio congruente”. ¿What? Y enumeró que los seis departamentos eran de sus ahorros de 50 años de trabajo, pero no dijo que en los últimos seis años de su socio, Peña Nieto, le fue de maravillas. Exhibo un comentario del periodista Jairo Calixto. Milenio: “Y lo peor es que con todo este escándalo se haya tocado el honor del impoluto Gerardo Ruiz Esparza (el hermano gemelo diabólico de Richard Gere), el señor de los socavones, pues como le rentó a la Robles un departamentito del Infonavit, lo acusan de casateniento solo porque reconoce seis propiedades ganadas con el sudor de su frente, debidamente auditadas por “un despacho de prestigio internacional”, de esos que deben cobrar una bicoca”. Pobre país, tan lejos de Dios y tan cerca de los saqueadores.

 

ANÉCDOTA EXTRAIDA DE UN LIBRO

 

Phill Graham, director y dueño del Washington post, el más poderoso de Estados Unidos, invitado a un seminario de la Asociated Press, con todos los santones del periodismo, allí, embriagado, con el alcohol saliendo de su piel se atrevió a tomar el micrófono y dijo: “Los periodistas son sucios cabrones inútiles”. Los contertulios tragaron gordo, solo se veían unos a los otros. Phil era el Papa mayor del periodismo, y no se le podía interrumpir, además, en su bagaje cargaba ser amigo de JFK, el presidente amado. A los empleados de la Asociated Press, donde era invitado, les dijo: “Los empleados de la Asociated Press, son parásitos sin vísceras”. Se podía oír en el salón el volar de una mosca. Luego pasó a los ataques personales: “Fulanito es idiota, menganito es un degenerado”. Va por la Casa Blanca, inflamado y lleno de hiel, suelta: “Por qué nadie ha dicho nada, JFK está todo el día empiernado con mujeres, y organiza orgías en su piscina, una de ellas mi amiga, una artista soberbia llamada Mary Pinchot Meyer”. Después, para gran estupefacción de los presentes, se desnuda. Cuando empieza a quitarse el pantalón, la mujer de un amigo se precipita hacia él y le quita el micrófono. Le ponen una camisa de fuerza y Phill Graham queda desactivado. JFK, informado, envía un avión de la presidencia, Air Force One 2, para transportar al loco. Se le encierra en un manicomio bajo tratamiento de dos psiquiatras. Tres meses más tarde, cuando vuelve a su casa para pasar el fin de semana, Phil Graham se disculpa ante su mujer: “Me porté mal”, dice escuchando un disco de Beethoven. Se encierra en el cuarto de baño, se sienta al borde de la bañera y se dispara en la barbilla un cartucho de caza calibre 28. No se volverá a hablar del discurso. La vida privada del presidente, por muy escandalosa