Corrupción en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro

  • Además existe subejercicio presupuestal y hasta empresas fantasma
  • El Estado de Veracruz entre los que hay mayor número de inscritos
  • El programa carece de un diseño claro y metas definidas

Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez

La verdad es que ya se habían tardado, pero este miércoles “coincidentemente” varios columnistas y analistas políticos del altiplano, empezaron a criticar el llamado programa estrella del gobierno de la Cuarta Transformación, el de Jóvenes Construyendo el Futuro, asegurando que además de corrupción, existe subejercicio presupuestal y el uso de empresas fantasma, además de que tiene una visión de muy corto plazo.

Lo bueno es que se dieron a conocer algunos datos duros sobre el programa que se supone es en apoyo a los Ninis, que ni estudian ni trabajan, pero que ahora se les va a entregar una cantidad mensual y capacitación por un año.

Así tenemos que para becar a 2.3 millones de jóvenes (número del programa) por 12 meses son necesarios 99 mil 360 millones de pesos. No obstante, cuenta solo con un presupuesto de 40 mil millones de pesos, monto que permite becar solamente a 925 mil 926 jóvenes por ese período. Esto representa sólo 40 por ciento de la población objetivo del programa. Sin embargo, la población potencial del programa podría ser mayor que la que se tiene prevista, ya que para este año el Conapo calcula un total de 25.8 millones de personas de 18 a 29 años, de los cuales el 22 por ciento (5.7 millones), sería potencialmente la cifra de aquellos que no estudian ni trabajan, o sea los llamados “ninis”.

Chiapas, Tabasco, Veracruz, México y Guerrero, son los estados con mayor vinculación a Jóvenes Construyendo el Futuro, mientras que los de menor registro son Sonora, Aguascalientes, Nuevo León, Baja California Sur y Baja California.

El programa debe articularse con otras políticas y acciones, sobre todo, con capacidad técnica, servicios de mediación laboral, de cuidado de niños y niñas, para atender problemáticas que requieren atención especializada y que garanticen la transparencia y se eviten sobre todo el clientelismo electoral y no está vinculado con el giro de habilidades de los becarios.

Se preguntan si entregar un apoyo de tres mil 600 pesos mensuales y una capacitación laboral durante un año, serán suficientes para que la situación que atraviesan millones de jóvenes que no tienen posibilidades ni de estudiar ni de trabajar comience a cambiar.

Millones de jóvenes mexicanos se enfrentan a un panorama desalentador en el que prevalecen escasas posibilidades de contar con estudios universitarios, de acceder a un trabajo bien remunerado, de capacitarse o contar con el apoyo económico para emprender algún proyecto propio.

Pensar que con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro va a mejorar la situación de los jóvenes, es tanta demagogia como decir que con el programa Sembrando Vida se va a combatir el desempleo en México.

Entre los cambios a corto plazo que se requieren hacer al programa estrella del gobierno de la Cuarta Transformación, se encuentran el que cuente con reglas claras de operación y mecanismos de control y de evaluación, así como que se enfoque directamente a las poblaciones más vulnerables.

El colectivo Jóvenes con Trabajo Digno, que agrupa a más de 30 organizaciones de la sociedad civil, puso el índice en algunas fallas que tiene el programa del presidente López Obrador.

De acuerdo con el organismo, el 80 por ciento de los más de 15 millones de jóvenes entre 15 y 29 años que trabajan carecen de ingreso suficiente para comprar la canasta básica para dos personas.

Para mejorar el programa el colectivo tiene programado impulsar algunas medidas, como el acudir a la Secretaría del Trabajo y a la Cámara de Diputados para que el Presupuesto de Egresos del año entrante incluya disposiciones para que Jóvenes Construyendo el Futuro cuente con reglas de operación claras y en ellas se defina que el programa llegue a jóvenes con mayores condiciones de vulnerabilidad y rezago.

De la misma forma, propone que el programa lopezobradorista llegue a quienes tienen mayores obstáculos para conseguir trabajo, que logre que cada joven desarrolle “habilidades blandas” indispensables para su inserción laboral, presente y futura.

De acuerdo con el organismo, el programa debe articularse con otras políticas y acciones, sobre todo, con capacidad técnica, servicios de mediación laboral, servicios de cuidado de niños y niñas, servicios para atender problemáticas que requieren atención especializada y que garantice la transparencia eliminando hechos de corrupción y que sobre todo se evite el clientelismo electoral.

Y es que en varios estados se detectaron hechos de corrupción como uso de empresas fantasma, robos de identidad, cobros de cuotas (moches) y hackeo en el sistema.

En Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Guerrero, Nayarit, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco y Yucatán, se detectó que los jóvenes dan “moches” a las empresas o instituciones inscritas en el programa, que van desde los 500 hasta mil 600 pesos, con tal de NO asistir a la capacitación laboral, mientras que en otros casos los mismos empleadores retienen sus tarjetas a los beneficiarios para quedarse con toda la beca o con cierto porcentaje.

En la Cámara de Diputados, la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad demandó la comparecencia de la secretaria de Trabajo y Previsión Social (STPS), María Luisa Alcalde Luján, a fin de responder por los casos de corrupción, subejercicio presupuestal y fracaso del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

Los casos de corrupción se suman al anuncio de que el programa tiene un subejercicio de 10 mil millones de pesos, además de incumplir su meta de tener este año a un millón de jóvenes registrados.

En la citada comisión se señaló que todo esto es una muestra de que el programa carece de un diseño claro y metas definidas; que no fue pensado y se echó a andar sin medir todas sus implicaciones.

De la misma forma se debe mejorar al enfoque de inclusión hacia las mujeres, porque representan el porcentaje mayor objetivo y quienes enfrentan grandes barreras.

Los indicadores de resultados deben estar alineados a objetivos y finalidad del programa y sujetos a evaluación de diseño.

Igualmente, que al menos el 70 por ciento de los participantes sea en empresas privadas y al menos el 10 por ciento en organizaciones de la sociedad civil.

El programa debe garantizar que los y las participantes reciban capacitación técnica en habilidades blandas con metodologías apropiadas.

También se deben impulsar formas de involucramiento de organizaciones internacionales en mecanismos de monitoreo, segmento y evaluación.

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