Todo empezó con doña Manuela y sus dos maridos

Desde el Café

Bernardo Gutiérrez Parra 

Circula en redes sociales parte del árbol genealógico de Cuitláhuac García Jiménez y a la cabeza está su abuela paterna, la señora Manuela Durán.

Doña Manuela tuvo dos maridos; por un lado se casó con Trinidad Guerrero con quien procreó a Julio Guerrero Durán y también se desposó con Wenceslao García con quien procreó a Atanasio García Durán, por lo que tanto Julio como Atanasio son hermanos por parte de madre.

Julio Guerrero Durán se casó con Bertha Pérez Benavides con quien procreó a Eleazar Guerrero Pérez, sub secretario de Finanzas de la Sefiplan. Mientras que Atanasio García Durán se casó con Julieta Jiménez Torres, con quien procreó a Cuitláhuac García Jiménez, gobernador de Veracruz, por lo que Eleazar y Cuitláhuac son primos sanguíneos por parte de abuela.

Para negar el parentesco que ahí está y es evidente, Cuitláhuac recurrió a la diferencia en los apellidos alegando que él es García Jiménez, mientras que Eleazar es Guerrero Pérez. “Para saber si somos primos, necesitaría preguntarle a mi abuela que ya se murió”, dijo.

Pero muerta y enterrada doña Manuela le contestó.

Eleazar Guerrero Pérez se casó con Aracely Barrera Basurto con quien procreó a Nytzia Aracely Guerrero Barrera que es directora de Atención a la Población Vulnerable del DIF estatal, y a Eleazar Guerrero Barrera que es Director de Vinculación Institucional de la Secretaría de Seguridad Pública.

Tanto Nytzia Aracely como Eleazar junior, son sobrinos sanguíneos del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y eso no tiene remedio, como tampoco lo tiene que Eleazar Guerrero Pérez y él sean primos.

La genealogía echó por tierra la “investigación” irresponsable (si es que hubo investigación) de la contralora Leslie Garibo Puga, que en entrevista banquetera y sin aportar prueba alguna aseguró que no existe parentesco entre ambos sujetos.

Lo más lamentable es que Cuitláhuac García quedó como lo que es; un mentiroso embustero. Y no como el individuo honrado y virtuoso que ha querido vender el presidente López Obrador. ¿Qué hará ahora que le cayeron en la mentira?

Quizá ponerse a rezar por lo que se le puede venir encima.

Pero a todo esto ¿es delito el nepotismo? No, y si no lo es menos está penado, pero se considera una falta de ética y de respeto a la ciudadanía.

Entonces ¿no delinquió el gobernador? No hombre, para nada. Pero cometió un delito mayor y más grave: engañó al presidente López Obrador y eso ni lo tolera ni lo perdona el tabasqueño. Aunque aquí entre nosotros lector, es difícil que ignorara el timo.

Lo que quizá ignora es que Veracruz está infestado de nepotismo de los morenos. Hay nepotismo en varias dependencias estatales, en la alcaldía de Xalapa y en el Congreso local.

Con la balconeada sobre su verdadero parentesco con Eleazar Guerrero Pérez, la poca credibilidad de la que aún gozaba Cuitláhuac García simplemente se evaporó y del respeto ni hablar. Ya todo mundo se lo pitorrea.

Y si a eso se le agrega la inseguridad, la violencia, la falta de empleo y otras calamidades como la manifiesta incapacidad del propio gobernador, de los secretarios de Gobierno Eric Cisneros, de Seguridad Pública Hugo Gutiérrez, de Salud Roberto Ramos y de la contralora Leslie Garibo, las cosas se pueden salir de control.

Algo más que levantarle el brazo a Cuitláhuac tendrá que hacer Andrés Manuel, si no quiere que su proyecto de perpetuar a Morena en Veracruz termine hecho añicos en las elecciones del 2021.

Y tiene que hacerlo ya.

bernardogup@hotmail.com