LA MAÑANA INCIERTA

*Los vecinos que uno nunca ve de cerca, son los vecinos ideales. Camelot.

 

LA MAÑANA INCIERTA

 

Es la mañana que Marcelo Ebrard se enfrenta a la mañanera para tratar de explicar lo inexplicable, o cómo fue esa negociación y cómo paso a paso seguro les hicieron manita de puerco, similar a los pleitos de chamacos de escuela, los que nos mojaron las orejas fueron ellos. Fue una negociación de Buenos Vecinos, donde nosotros fuimos los buenos y ellos los vecinos. La primera amenaza fue que si en 45 días no detenemos ese flujo migratorio, viene la guillotina. Asombra que aun Míster Trump, con todo y haber ganado el pleito y tenernos de rodillas, como dijera la periodista Denise Dresser: “Trump nos pateó, pero ya estábamos en el suelo”, aun en la victoria se ufane y diga como el extinto Raúl Velasco: Aun hay más. Tuiteó algo que pone los pelos de punta: “Hemos firmado y documentado completamente otra parte muy importante del acuerdo de inmigración y seguridad con México, una que Estados Unidos ha estado preguntando sobre obtener durante muchos años. Será revelado en un futuro no muy lejano y necesitará una votación del cuerpo legislativo de México”. Ay nanita. Anda ya, Trump, no nos la hagas de emoción, dinos qué es. ¿Qué será ese as guardado bajo la manga, seguro será otra humillación más a nuestro vapuleado país?

 

RUMBO A LA CUENCA (TIERRA BLANCA)

 

Voy rumbo a la Cuenca del Papaloapan, llegué a Tierra Blanca, ese sitio que una vez iba a ser granero y yunque y que un gobernador terminó como sitio de sexta transformación, o sea, nada de nada, gran centro ferrocarrilero de antaño. Hace un calor del demonio, llegamos a 37 grados y más tarde llegaría el termómetro a 39 y 40, más el factor humedad, al respirar se sufría y había que apretar aquellito. Fui primero a ver al Notario Felipe de Jesús Herrera Cisneros, un hombre que conocía más de Orizaba que quien esto escribe, me preguntó cómo iba el lio de la Cantonal y rememoró al arquitecto Isaías Rodríguez Vivas, con quien , como notario, trabajó con él en sus buenos tiempos de alcalde. Fui a la radio XHJF, saludé a todo el eficiente personal, fieles como pocos en esta vida: Teodora, Ana María, Hugo, Noé, Johana, saludé a mi sobrino Javier y al amigo Tomás Ramón y vi su cabina, Ana María transmitía en vivo ese noticiero, que es muy escuchado por medio mundo. Después me fui a tomar un café frente a su parque, en una especie de portal, el calor no dejaba ni pensar. Tierra Blanca tuvo muchas cosas que se fueron perdiendo, tuvo tres cines, ahora no tienen ninguno, se la viven con Netflix; tuvo un parque bonito, antiguo con hemiciclo, construido por don Segundo Verde Sánchez, mi padrino, dos veces alcalde de ese pueblo ferrocarrilero, muy amplio y que servía en tiempos pasados para eventos de bailes y allí llegaron los grandes, Pablo Beltrán Ruiz, Juan García Esquivel, Carlos Campos, Solistas de Lara, Mike Laure con su cosecha de mujeres, que nunca se acaban, la Santanera original, la de Carlos Colorado, Bienvenido Granda. Allí llegué a ese parque feo, que ahora sé que el alcalde Patricio Aguirre Solís intenta modificarlo en su totalidad, porque no sirve ni para sentarse, ni tiene suficientes arboles ni dan sombras y uno le huye a ese calor, antiguamente llegó a tener un ojo de agua, una especie de alberca que daba frescura. Hay confianza porque este presidente municipal le va a dar su manita de gato, remodelarlo, panista que ganó la contienda, catalogado por el pueblo como una gente honesta y con eso basta y sobra.

 

EL BOLERO DEL PARQUE

 

Encontré a un bolero, que no era de Ravel, en ese parque hay dos, con sus cajones y su asiento con sombra, rememoramos la historia del parque, es bolero pero antes fue ferrocarrilero, del riel, Ángel Rodríguez Quiroz, de 71 años, le hablé que de chamaco quien esto escribe vio desfilar en esa calle principal a dos dirigentes sindicales, honestos como pocos, encarcelados después por el presidente López Mateos, Demetrio Vallejo y Valentín Campa. Del tiempo cuando el Ejército tomó las instalaciones ferrocarrileras y hubo toque de queda disfrazado, Para cruzar al otro lado de las vías había que tener permiso de la Defensa Nacional y del Papa de aquel entonces. Con un sello lacrado del Vaticano. Ay nanita, eran tiempos tempestuosos. Sabotaje y Disolución Social eran los delitos del supremo gobierno. Demetrio pasó 12 años en la cárcel, de eso nos acordábamos frente al cascarón de lo que fue el Cine Margo, una historia que se fue y no volverá.

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