De acuerdo al diccionario sociológico que utiliza desde el atril mañanero el presidente de México para referirse a quienes se manifiestan preocupados por las decisiones dictadas desde la silla del águila y la serpiente, los de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) deben ser ubicados en la lista de “corruptos” y “conservadores”, porque “no les gusta que cambie la política económica”. En ese diferendo, la Coparmex le pide al gobierno “más reflexión y menos me canso ganso”. Nada nuevo, porque la Historia reciente registra el duro enfrentamiento entre el presidente Echeverría y el poderoso grupo empresarial regiomontano, y quien pagó los trastos rotos fue, como siempre, el pueblo de México.
