El día esperado

Números Rojos

El día esperado

Brenda Caballero

 

Historias hay muchas. Empresarios que quebraron, que hipotecaron casas, vendieron sus automóviles y bienes para poder sobrevivir.  A ello se agregó el despido de empleados, el cierre de negocios y hasta algún caso de divorcio por allí.

El mundo se les vino encima a los empresarios veracruzanos cuando en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa dejaron de recibir su pago como proveedores del Gobierno del  Estado.

El saqueo de los recursos a las arcas públicas fue tal, que no se respetó ni el dinero que había para pagar a los que habían hecho obra, proporcionado servicios o vendido materiales y equipo.

De allí empezó el calvario de los empresarios, solicitando una y otra vez al gobierno en turno el pago que les correspondía. Incluso muchos recurrieron a intermediarios, estaban dispuestos a pagar el respectivo “moche” con tal de recuperar algo de lo invertido, y de esta manera correr al banco a mediar con la institución el pago del préstamo, la cancelación de la hipoteca o intentar volver a empezar de nuevo su negocio.

Antonio Gómez Pelegrín durante su paso por la Sefiplan, reconoció una deuda por mil 45 millones de pesos y hasta sacó una lista de los proveedores y contratistas de Gobierno, y hasta se habló de la creación de varios fideicomisos para efectuar el pago, sin embargo le alcanzaron las acusaciones del entonces candidato a la gubernatura Miguel Ángel Yunes Linares quien denunció empresas de funcionarios duartistas, entre ellas una red familiar de Arturo Bermúdez Zurita, deteniendo todo posible pago.

Yunes tomó protesta como gobernador, y la esperanza renanció… ¡Ahora sí les pagarían sus adeudos! Sin embargo no fue tan rápido como esperaban, Yunes Linares instó a depurar la lista de “posibles empresarios duartistas encubiertos” y lanzó un decreto con reglas que deberían cumplir los verdaderos proveedores.

Poco después, algunos empresarios recibían un correo de Sefiplan y Contraloría para que aportaran más documentación a sus expedientes con la intención de legitimar sus servicios o productos y el gobierno de Yunes les pagara. Algo así como depurar el padrón de posibles empresas fantasma. Ante esta luz de esperanza, los empresarios armaron su carpeta con todos los testigos posibles que ampararan sus legítimas operaciones con el Gobierno de Veracruz, pero el pago no ocurrió.

El tiempo transcurrió y como los empresarios no veían claro con el panista, ante la desesperación de un gobierno que no les reconocía sus adeudos y que además en algunos casos los señaló como empresas fantasma por trabajar para Duarte,  se decidieron en  julio del año pasado, a tomar la oficina del entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares en Palacio de Gobierno, en señal de protesta. Poco les duró el gusto, fueron desalojados por la fuerza pública, a pesar de que el gobernador les había dicho durante su campaña electoral que les pagaría sus adeudos.

Yunes solo reconoció la deuda de 426 millones de pesos, pero no la pagó, más bien la heredó al gobierno del morenista Cuitláhuac García Jiménez, y los empresarios volvieron a sufrir y a padecer el calvario que implica que te deban, pero que no te paguen.

Una esperanza renació cuando en marzo, el hoy gobernador de Veracruz, García Jiménez,  llamó a los empresarios, se sentó con ellos y se comprometió a pagarles lo que el Gobierno del Estado de Veracruz les debía.

¿Será que el Cuic sí cumpla?

Pues les cumplió. Así lo anunció el pasado miércoles, en su cuenta de twitter José Luis Lima Franco, secretario de Finanzas y Planeación, al escribir: “Conforme al compromiso hecho por nuestro gobernador, @CuitlahuacGJ el pasado 14 de marzo del año en curso, este día se realiza el primer pago a proveedores ante representantes de la Canaco, Coparmex, Empresas SOS, CCE y Canacintra”. 

El pago a los empresarios  representa un respiro a sus bolsillos, pero le da un tanque de oxígeno al gobernador Cuitláhuac, pues las encuestas lo ubican en los últimos lugares entre los gobernadores del país, respecto a su gobierno y principalmente la seguridad.

Sin duda, Cuitláhuac García Jiménez les cumple a los empresarios, en su peor momento.

 

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