La corrupción como panacea

Ha sido muy enfático y reiterativo el presidente López Obrador en su condena a la corrupción que impera en México y la espectacular forma de combatirla, punto en que todos estamos de acuerdo pues esa patología social ha hecho mucho daño al país. Sin embargo, preocupa que el presidente sostenga una y otra vez que terminando con ese mal social en automático la economía crecerá, como si aquella fuera la causa universal de la desigualdad social que nos agobia. Pero las causas de nuestro atraso son multifactoriales, tienen que ver la corrupción y los malos gobiernos, por supuesto, y no basta con culpar al neoliberalismo de cuanto ocurre. Es un complejo de causas, entre otras las erróneas acciones de gobierno, y en esto tampoco escapa el actual de López Obrador, porque ni regalar dinero a manos llenas, ni imponer proyectos privilegiando visiones parciales son las medicinas más recomendables.