Círculos viciosos

Si son correctas las tesis sobre que la pobreza genera la inseguridad, que la corrupción ocasiona el atraso económico, entonces en lógico silogismo tendremos la conclusión: terminando con la pobreza y la corrupción acabaremos con la violencia. Buen diagnóstico, pero no fácil solución, de lo contrario ya lo hubiéramos hecho. Lo sucedido en Soledad Atzompa lo ilustra con meridiana claridad: si revisamos las partidas presupuestales de, por lo menos, diez años a la fecha, encontraremos cifras multimillonarias destinadas a zonas indígenas y regiones marginada, además de programas sociales específicamente etiquetados para sacar a sus habitantes de la pobreza y la marginación, sin embargo, nada parece cambiar en los registros de pobreza y marginación. El error radica, no en el diagnóstico, sino en olvidar que los programas por muy exitosos que parezcan en el papel, requieren de gobernantes que sepan implementarlos. Sin esa condición se camina sin avanzar.