Son apenas 82 días de gobierno estatal encabezado por Cuitláhuac García en Veracruz, sin duda han estado plenos de ONEROSAS experiencias tanto para la población como para el gobierno estatal, una porque ya no siente lo duro sino lo tupido, otro porque el aprendizaje se asemeja a reglazos sobre piel herida embadurnada con sal y limón. Difíciles para ambas partes, pero mientras hasta ahora el gobierno puede acudir al expediente de acusar a los antecesores, personalizados en Winckler, de lo mal que estamos, la sociedad voltea a todos lados buscando alivio. Preocupante porque pronto llegará el tiempo en que barrer para atrás perderá vigencia, y si para entonces desde el gobierno no hay señales de respuesta la presión se agudizará, pues lo que el tiempo se llevó no tiene retorno, el colchón de amortiguación habrá desaparecido y en adelante será en caída libre.
