Julio Enrique García, tránsfuga del yunismo, arropado por Cuitláhuac

Édgar Hernández* / En la cómoda dinámica de cambiar para que todo siga igual el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se da un balazo en el pie al abrir la puerta a fidelistas, duartistas y beneficiarios de la obra pública del régimen de  Miguel Angel Yunes Linares.

No habían transcurrido las primeras horas del gobierno del cambio, el de la Cuarta Transformación, ese que se decidió terminar de una vez y para siempre con la corrupción y la “pinche transa”, cuando se hacen públicas licitaciones amañadas en favor de los yunistas.

Julio Enrique García Martínez, ese constructor que inyectó millones a las campañas de la familia Yunes Linares, el mismo que fue largamente recompensado con un sinfín de obras y la corona del rey que fue la construcción de la carretera Xalapa-Coatepec, ahora es moreno, pejista, chairo, cuitlahuista y hacedor de la obra pública del actual régimen.

Coincidentemente lo mismo sucedió con otro empresario de la obra pública, Luis Palacios Maceda, beneficiario de Yunes con más de 70 millones de pesos. Es el mismo que formó parte del malhadado Comité de Entrega Recepción que cierto sirvió para maldita la cosa. Es Maceda, hoy cuitlahuista a morir, quien terminó señalando cobardemente a este columnista de haberlo querido chantajear exigiéndole dinero cuando lo único que tuve fue atenciones a su persona y mis mejores líneas… pero ese es otro tema que desgranaré en siguientes entregas documentadas sobre los actuales beneficios que recibe del actual régimen.

El punto hoy se llama Julio Enrique García Martínez por quienes muchos constructores se preguntan en qué momento lo dejaron penetrar al primer círculo de poder, el poder del dinero, el de la obra pública, el del mundo de los moches, el de las empresas fantasma

Su incursión, ahora como moreno, ha generado un innecesario enojo entre los empresarios –ahí están que trinan los de SOS- que apoyaron la causa de Cuitláhuac García, para finalmente ser arrojados al cesto de la historia. No son recibidos tras largas horas nalga, les advierten además que no se salvarán del moche.

Para García Martínez, como el apotegma juarista, justicia y gracia de parte de los morenos quien más rápido que aprisa olvidaron la obra pública más peligrosa construida en el último lustro, la carretera Xalapa Coatepec, la llamada pista de la muerte.

Fue un trabajo entregado por el constructor García Martínez en el gobierno de Yunes Linares en donde desde el principio se advirtió la ausencia de peralte, del dibujo carretero y la ausencia de accesos laterales, señalética y medidas preventivas ante el exceso de velocidad.

Ello amén de que el material de construcción no reúne las especificaciones carreteras para tránsito arriba de los 40 kilómetros.

Ese fue el desastre que entregó este despierto constructor quien seguramente reprobó la clase de geometría cuando era estudiante de arquitectura; tampoco se enteraría que en toda obra de esa magnitud –lo dice un lerdo en la materia- las salidas o escapes de agua no debieron colocarse de manera tan distanciada ya que, ahí sí lo dicen los expertos, se provocan pequeñas láminas de agua que producen lo que se llama el acuaplaneo.

Ha sido precisamente el acuaplaneo lo que ha provocado, según la Secretaría de Seguridad Pública, más de 389 accidentes automovilistas varios de los cuales han sido mortales por necesidad.

Honda consternación causó la muerte de la profesora Nayeli Suárez, en abril del año anterior, una mujer precavida cuyo automóvil patinó en la zona llamada Los Arenales.

En su informe 2017 el Organo Superior de Fiscalización Superior, ORFIS, revela no solo el alto costo de la obra Xalapa-Coatepec, sino las deficiencias en la obra, la explosión demográfica y urbana –que la hace más riesgosa- y los escurrimientos hacia la carpeta, postes, árboles y publicidad permitidas.

Desde luego que para el aguzado constructor eso es cosa del pasado ya que ahora es consentido de Morena que, ya gobierno, pasa por alto apegarse a la legalidad.

A cada acto alusivo a una obra pública en proceso o en ceremonia inaugural, se observa a Julio Enrique García Martínez, al lado del gobernador como fue el caso de Siphe Animas, ahí muy orondo aplaudiendo a rabiar; encomiendo el cambio, tal como lo reclama nuestro gobernador Miguel Angel Yunes… ¡perdón! Don Cuitláhuac García Jiménez.

Días atrás la acreditada columnista Claudia Guerrero revelaba la nueva forma de estafa para obra orquestada por Morena.

Con pelos y señales descobijaba a funcionarios de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, SIOP, en lo relativo a la asignación de obra pública para 5 municipios de extracción morenista con el 40% de la obra pública estatal.

Son adjudicaciones directas, una danza de más de 223 millones de pesos, en donde los concursos se los pasan por el arco del triunfo ya que las licitaciones son bajo la mesa.

Es ahí donde aparecen los constructores de Fidel, de Javier y de Miguel Angel Yunes. Es donde está en primer término el nombre de nuestro legendario personaje Julio Enrique García Martínez.

ORFIS de manera reiterada desde que arrancó el actual gobierno ha venido denunciando que el Congreso del Estado y autoridades competentes deberán auditar, vigilar y hasta denunciar a Presidente Municipales que hacen negocios, sin el menor recato o ética, omitiendo sus obligaciones legales y administrativas para el otorgamiento de obra, compra a proveedores y de servicio.

Algunos, bajo su poder y decisión municipal se auto asignan obra pública, así como compras y hasta prestadores de servicio, para beneficio de nuevas empresas y constructoras, propiedad de los mismos Alcaldes.

Es, en síntesis, el arranque de la Cuarta Transformación… Algo huele mal en Dinamarca… y también en Veracruz.

Nota.- En la siguiente entrega semanal bombazo documentado, presentaré pruebas de las transas, omisiones y delitos en la Secretaría de Salud del gobierno del dilecto Cuitláhuac García… por hoy.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo