“LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS” / Joel Vargas.

“LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS”

Joel Vargas.

El populismo sí existe como doctrina política. Populismo es estar cerca del pueblo, entenderlo y servirlo, sin condiciones ni sometimientos. El político que no posee cierta dosis de populismo, es un político a medias. Un político hierático, inmutable, de rostro pétreo, se torna en intrascendente. Es entendible que no es lo mismo ser populista que ser demagogo, falso y mentiroso. Ofrecer sin cumplir es una tergiversación grave de la política. Un populismo exacerbado se diluye en la nada, termina por autosocavar su personalidad. Queda el justo medio del que habló Aristóteles, o sea, el punto de equilibrio. Ni carcajadas de locos ni solemnidades hirientes.

Dos sexenios continuados del México “civilizado” y “moderno” fueron catalogados como extremadamente populistas. A cierto político de alcurnia se le ocurrió expresar que en tal situación de bullicio alharaquiento “los diablos andaban sueltos”, porque no solamente actuaban las guerrillas campesinas de Genaro Vázquez, de Lucio Cabañas y el doctor Pablo Gómez desde Madera, Chihuahua, sino que se formaron guerrillas urbanas integradas por jóvenes estudiantes de clase media que atacaban principalmente los bancos de los ricos y secuestraban a burgueses concentradores de la riqueza nacional. Se dio una lucha desigual entre jóvenes soñadores que aspiraban a una patria para todos y un servicio de inteligencia que entonces servía. Se suspendieron procesos penales y juicios legales y prácticamente todos estos jóvenes fueron brutalmente detenidos, torturados y asesinados, sin distinción de sexos, no obstante desplazarse en la clandestinidad. Pagaron con su vida sus sueños de justicia social.

Los diablos en México siempre han estado sueltos no obstante el imaginario de temor y miedo, pues el diablo es un ente que expresa maldad en esta cultura religiosa maniquea donde prevalecen la luz y las tinieblas. El diablo por su figura casi humana es el eje de un saber dualista entre el mal y el bien. Es aversivo con su cuerpo flácido, su mandíbula pronunciada, dos cuernos en la frente, una cola animalizada, uñas de político ladrón, una pata de caballo con su casco perisodáctilo, infunde tanto poder que provoca pánico, pues el diablo estuvo en el grupo de los arcángeles donde fue expulsado por despreciable, igual que como son expulsados algunos priístas. El diablo es deificado y hasta se hacen rituales satánicos, igual que los políticos esotéricos que se reúnen para invocar la maldad y causar daño a la patria.

Semanas antes de las elecciones federales del 1 de julio corrió el rumor de que a López Obrador lo volverían a ser pendejo cometiendo megafraude en su contra para que perdiera las elecciones. Se oyó entonces en todo el país, la voz fiarabraz de la señora Polensky, dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, advirtiendo que si lo hacían se les habría de aparecer el diablo, esto es, lo más horroroso que ha parido la naturaleza. Y qué tal que esos diablos comenzaran a derribar puentes y torres de electricidad, a incendiar gasolineras, grandes comercios y fastuosas mansiones, a quemar transportes pesados y asesinar inocentes. Hasta este momento el diablo está quieto, tal vez en fase de observación para comprobar como evolucionamos.

En nuestro país los diablos mexicanos han sido utilizados muchas veces por el poder público, por ejemplo, el diablo asesino que le envió Victoriano Huerta a Francisco I. Madero y a José María Pino Suarez, para que los mataran a sangre fría. El enorme diablo que Plutarco Elías Calles envió para asesinar a Álvaro Obregón. Los diablos que soltó López Mateos para asesinar campesinos, médicos y maestros. Los diablos que soltaron Díaz Ordaz y Echeverría para torturar y matar a miles de jóvenes estudiantes que sólo pedían una patria para todos. Los diablos que soltaron los demagogos Echeverría y López Portillo para controlar el país con asesinatos y no con la democracia, tan elusiva para el poder.

Miguel de la Madrid solamente soltó un enorme diablo que acabó con la vida de Manuel Buendía, el periodista mejor informado de México y el más influyente en la vida pública con su prestigiada columna RED PRIVADA que le publicaba el diario Excélsior. Y los muchos diablos del salinismo que terminaron con la vida de cientos de perredistas. Los diablos también cargaron con el Cardenal Ocampo, con Manuel J. Cloutier, con Luis Donaldo Colosio y cientos de indígenas chiapanecos que se enfrentaron algunas horas con el Ejército. El diablo zedillista que fue enviado a Estados Unidos a vender los Ferrocarriles Nacionales de México y a pedir 50 mil millones de dólares que se convirtió en una deuda eterna.

No son menos dañinos los diablos de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, pues cuando llegaron al poder la deuda externa era de seis billones de pesos y ahora que casi termina el panista- priísta Peña Nieto la deuda es de once billones de pesos, prácticamente impagable. Hasta hoy nada va bien para la economía nacional. Se ha ido en  pagar intereses y el saqueo innoble que prefieren llamarle gasto corriente. Los diablos panistas iniciaron el desmantelamiento de PEMEX que muy alegremente siguió Peña, cuyos efectivos parecieran haberse esfumado. Y los diablos calderonistas que fueron enviados a la guerra sin planeación y sin calcular sus efectos. Claro, le dio rienda suelta a su vocación militar.

En México hace mucho tiempo que los demonios andan sueltos. Los demonios que asesinan desde el poder a los divergentes. Los demonios clandestinos que asesinan desde las sombras. Los demonios de las instituciones que se preparan exprofeso para matar. Los demonios que se reúnen en la obscuridad de las catacumbas en pos de estrategias para que López Obrador fracase. Los demonios sueltos que no se cansan de robar. Los demonios que ciegan vidas por dinero. Desde el año 1979 Juan Miguel de Mora escribió un interesante libro titulado: “Ladrones en el gobierno”. Y dejó la siguiente dedicatoria: “para que nunca caigas en lo que aquí se denuncia y tengas presente que la dignidad y la libertad vale más que la riqueza y la sabiduría”. Los demonios también maman.