LA VOZ DE LOS PAJAROS CHINGOLOS / Joel  Vargas.

LA VOZ DE LOS PAJAROS CHINGOLOS

Joel  Vargas.

Próximo a cumplir los noventa años, el PRI es parte importante de la historia de México, no tanto como partido político sino como instrumento de control social. El PRI no tuvo necesidad de conquistar al pueblo. Nunca proclamó votos constitutivos. Calles como hombre de poder, quería asegurar el poder a tono con una dictadura, la voluntad de un solo hombre. En este caso de distorsión democrática se conoció como el Jefe Máximo, como todavía quedan por ahí agazapados, un par de potentados que disponen de México como si fuera su juguete preferido. Y También como antes, se están dando magnicidios y asesinatos proletarios y crímenes comunitarios de luchadores sociales. No aceptan perder la franquicia del PRI y quisieran reimpulsar la herencia de Calles.

 

Peña Nieto sugirió públicamente cambiarle el nombre a su partido, seguramente por inocuo, y también modificar su esencia. Calles fue audaz, creó el PNR (Partido Nacional Revolucionario) al que aún le dejó lo revolucionario, donde tuvieran cabida todos los revolucionarios. Nadie afuera, todos adentro. Y su esencia, con el tiempo se ha vuelto inmodificable, porque nadie podría estar en contra de la democracia y la justicia social. Lázaro Cárdenas fincó la fuerza de su gobierno en el PRM (Partido de la Revolución Mexicana). Aquí se da una especie de laxitud, donde se diluye lo revolucionario. Y el PRM se percibe sólo como un hecho histórico, como algo que ya pasó y que sólo existe como una presencia que ilumina al gobierno.

 

Miguel Alemán rompe con los clichés mortecinos para darle una connotación diferente a esta concatenación de siglas para crear el PRI (Partido Revolucionario Institucional). Vuelve lo revolucionario desde las instituciones, sin que al pueblo pobre se le haga llegar por lo menos las migajas de la revolución. En el sexenio alemanista se formó una corriente política que se llamó alemanismo donde todos acumularon grandes riquezas. Nunca se dio un alemanista pobre y pendejo. Era el centro telúrico que controlaba y disponía de los abundantes y valiosos bienes de la nación. Alemán fue el primer presidente que no era militar, pero el PRI siguió llevando como esencia: democracia y justicia social, sin ser democrático y menos haciendo realidad la justicia social.

López Portillo afirmó en sus finales que él era el último presidente de la Revolución Mexicana, tal como sucedió. Miguel de la Madrid ya estaba dominado por el grupo de neoliberales encabezado por Carlos Salinas y José Córdoba Montoya, que dieron un viraje criminal hacia un capitalismo salvaje selectivo, enriqueciendo a pocos y empobreciendo al pueblo. Lo que, por supuesto, no sucedió en el alemanismo en que se producían comaladas de millonarios. Hace muy poco tiempo 36 aristócratas mexicanos eran los dueños de la riqueza nacional. Hoy el grupo de ricos, multimillonarios en dólares, se redujo y según la OCED, solamente diez mexicanos son los dueños de la riqueza nacional. Terminaron con la Revolución Mexicana, pero los neoliberales siguen siendo priistas, sin democracia y sin ninguna esencia. La pobreza se agigantó y le han dado en la madre al país.

 

Es conveniente revisar todo, no sea que exista un documento secreto donde se privatiza el Palacio Nacional, lo mismo que Los Pinos, pues el pueblo sabe que estos depredadores privatizaron importantes cuencas hidrológicas. El PRI cometió todos estos atropellos por su condición de partido aplanadora. Su inmensa mayoría legislativa no permitía ideas patrióticas, argumentos constructivos y defensa de la soberanía nacional. Reyes Heroles con sus reformas electorales abrió el poder de la tribuna a la izquierda nacionalista. Patriotas consumados, tribunos experimentados, oradores trascendentes, los militantes de izquierda progresista, sólo eran voz. Cinco o seis legisladores nada podían lograr ante cientos de burriciegos que solamente sabían levantar el dedo.

 

El PRI, con su mayoría, hacía hasta lo inimaginable. Se le ocurrió investir de diputado al bravucón veracruzano, Roberto Blanco Moheno, escritor y periodista, seguramente para disfrutar el espectáculo. Fue enviado a tribuna para enfrentar a los sabios doctrinales de entonces. El agarrón fue de antología. Blanco Moheno irritado, con su temperamento colérico, prácticamente les gritó ofensivo: “Ustedes se parecen al pájaro chingolo, cantan muy bonito pero muy lejos de sus huevos”. Y lo que es la política y la historia, ahora los pájaros chingolos son los de las pequeñas oposiciones. El PAN disminuido fatalmente, sin fuerza para decidir. El PRI en tercer lugar, pero muy lejos de Morena. Los dos partidos hieden a muerte nauseabunda. Los arrogantes de ayer que insultaban la izquierda, son los sepulteros de ahora que gimen por poder y dinero. Están empeñados en una resurrección de boca a boca. Ahora los legisladores de la minioposición son los jilgueros, pero malos jilgueros, graznan como aves carroñeras.