QUE EL DINERO DEL PUEBLO REGRESE AL PUEBLO. / Joel Vargas.

QUE EL DINERO DEL PUEBLO REGRESE AL PUEBLO.

Joel Vargas.

Tenemos la percepción que estamos transitando de una democracia mitológica a otra más efectiva, la mejor doctrina para llegar al poder y que en México no se había vivido nunca. Los gobernantes aztecas daban la impresión que eran incuestionables, inmodificables, irreprochables, que no se equivocaban  nunca, que su sabiduría era infinita, como si hubieran brotado del Parnaso, sitio de dioses y semidioses donde todo era posible, incluso pletórico de musas, como hoy se agasajan los poderosos: vino, poder y sexo, hasta que llegó la democracia inviolable: esto es, la fuerza masiva del pueblo.

 

Siempre han existido en nuestro país mexicanos de alto nivel en conocimientos diversos, los que nunca fueron requeridos para servir a la patria, porque los ejecutivos cayeron en el facilismo de llevar a puestos públicos importantes a la mediocridad de su entorno. México estuvo invadido por muchos años por la estupidez del amiguismo y la incondicionalidad. No se gobernaba. Se usaba el poder para robar, para el enriquecimiento personal y familiar, satisfaciendo un egocentrismo enfermizo. No se requería la inteligencia, sino la incondicionalidad. Ni siquiera un pragmatismo experimentado era llevado al poder. Era la estulticia frente a la castración del pueblo sufriente.

 

Se había llegado al ridículo y a la desvergüenza. ¿Qué hora es?, preguntó el presidente a un par de bufones hipócritas. ¡Las que usted diga señor presidente! Son de esos ayudantes que ocultan todo al mandatario, en el que se incluyen altos funcionarios, como sucedió con Luis Echeverría, autor de la guerra sucia que cobró muchas vidas de jóvenes estudiantes, con policías que actuaban en la clandestinidad asesinando a los que luchaban por una patria para todos. Hasta que se llegó al 68 y al 74, donde masacrados se contaron por miles. Díaz Ordaz lo ignoraba todo, por ello el pueblo lo llamó “El solitario de palacio”. Fue inútil su reconciliación con la sociedad. En Guadalajara se quedó con la mano extendida pidiendo perdón y arrogándose toda la culpa histórica, ética, criminal y política.

 

Obrador tiene su gran peso moral y la firmeza de su valor cuando asegura que a él lo cuide el pueblo y anuncia el fin del Estado Mayor Presidencial. Cuando escuché decir a un  par de malquerientes que Obrador estaba loco, repliqué que ya quisiéramos cincuenta locos recorriendo el país para despertarlo. Es cierto que Carlos Madrazo murió en un accidente aéreo siendo presidente del PRI intentando democratizarlo. Que Colosio fue asesinado por proponer un cambio a una sociedad más igualitaria. Que los hermanos Ruiz Massieu murieron trágicamente por no encajar en el liberalismo rapaz. Que el intermediario asesino, Manuel Muñoz Rocha, fue sacrificado y hasta la fecha pertenece a los miles de desaparecidos. Obrador encarna una larga lucha por la libertad democrática.

 

Haber si este “buey” hace algo, dijo alguien de los muchos que pululan en el parque queriendo componer el mundo. En primer lugar la adjetivación de buey no procede, pero tampoco Obrador, hay que decirlo, pertenece al mundo de la magia inasible, los efectos positivos se darán antes de lo que muchos incrédulos sigan dudando. El PRI añoso ya era imposible, su maquinaria tiesa y oxidada por el tiempo resultaba inútil, buena solamente como escaparate para el saqueo. Los gobernantes burgueses habían caído en la ortodoxia de la rutina, con neuronas envejecidas y envilecidas por el tiempo sin destino.

 

La cuestión de la administración pública era tan sencillo tal y como lo recomendaba el connotado periodista michoacano, Antonio Vargas Mac- Donald, “que el dinero del pueblo regrese al pueblo”. Es lo que hará Obrador al bajar salarios y reducir drásticamente el gasto público e invertir muchos de esos millones de pesos en educación superior y en educación técnica, incorporar a los NINIS de conformidad con los empresarios, para que cese la violencia y el país se desarrolle en sus áreas productivas.

 

Que el PRI tratará de reorganizarse es bueno. A sus ochenta años debe alimentarse de ideas renovadoras, con sentido de equidad y de justicia. Expulsar a los ladrones que a la sombra de su fuerza hegemónica empobrecieron al país. Se entiende que en forma interina llega a la máxima posición Claudia Ruiz, familiar muy cercano al expresidente Salinas, con Rubén Moreira como secretario general, de la estirpe histórica de Coahuila, de los nuevos dolarizados que aprovecharon el desorden moral de la nación. El PRI siempre buscó poder y dinero. El PAN sólo pretendía adecentar el poder, ser un referente moral, hasta que los nuevos panistas descubrieron que con dinero baila el perro y que sin dinero bailas como perro.

 

Seguramente los neopanistas distinguidos se memorizaron la trillada máxima excelsa de Carlos Hank Gonzáles, el maestro rural parecido al Rey Midas, quien dijo: “El político pobre, es un pobre político”.