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Por Alejandro Aguirre Guerrero 

“Duélale a quien le duela”, caso Veracruz. 

 

La Gubernatura en Veracruz está lejos de decidirse. Si bien es cierto hay casas encuestadoras que le brindan a Miguel Ángel Yunes Márquez, del Frente, varios puntos de ventaja sobre Cuitláhuac García, de Morena-PT-PES, la realidad estatal evidencia, (pésele a quien le pese), una elección que aún se mueve en el terreno del “empate técnico”.

Miguel Yunes Márquez tiene, para bien o para mal, su mejor activo ante la opinión pública veracruzana en la figura de su padre, y claro, Cuitláhuac García en la de AMLO. Lo que pase a “Yunes papá” se irá directamente a la imagen de su hijo, error o acierto, ataque o halago, lo que sea; lo mismo ocurrirá con el tabasqueño hacia su candidato.

El ganador en Veracruz difícilmente se dará “por paliza” o “arrasando”, ni Yunes ni García están en posibilidades de “aplastar” a su oponente, y la razón es sencilla: la simultaneidad de la elección presidencial. Tanto Ricardo Anaya como José Meade tienen pocas opciones de vencer en el cuarto estado con más votantes de México, y es justamente eso lo que mantiene en vilo la disputa gubernamental.

En este momento, a poco menos de 40 días para la jornada electoral, todo indica que en Veracruz podría generarse un amplio voto diferenciado, y de ello dependerá la victoria o derrota de Miguel Yunes o Cuitláhuac García. Si todos los que decidan votar por AMLO también lo hacen por Morena en el estado, el hijo del Gobernador no tendrá opciones, así de fácil.

Las encuestas aplicadas en Veracruz muestran que muchos de los que piensan votar por Miguel Yunes Márquez no lo harán por Ricardo Anaya, y en contraste , también ilustran que un buen porcentaje de los “pro AMLO” podrían no sufragar por Cuitláhuac García, curiosamente son casos a la inversa.

En Veracruz pueden darse dos panoramas, siempre y cuando el voto diferenciado continúe igual: uno, que Morena gane la Presidencial pero no la Gubernatura; dos, que Miguel Yunes “padre” le cumpla a su hijo pero no a su amigo, Ricardo Anaya.

Ante este escenario, el reto de Cuitláhuac García para ganar consiste en lograr, en treinta y tantos días, que todos los que piensan votar por AMLO también lo hagan por él, de eso depende, en buena medida, no pierda de nueva cuenta la Gubernatura.

Por su parte, si Miguel Yunes Márquez no quiere perder, deberá buscar evitar que todos los que quieren votar por AMLO no lo hagan también por Cuitláhuac García, porque si eso ocurre, si todos los sufragios del tabasqueño pasan “en automático” a su adversario en la boleta, el “arrasado” podría ser otro. Veremos qué ocurre. La moneda sigue en el aire, “duélale a quien le duela”.

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