Como el cuento del inglés Lewis Carroll, en donde la niña Alicia cae por un agujero y llega a un mundo peculiar, con humanos raros, animales humanizados y criaturas antropomórficas, que se mueven dentro de lo absurdo y como jugando con la lógica, con reyes y reinas crueles y tiranos y un conejo blanco que guía a la niña entre la incertidumbre y dudas frecuentes y sin dirección alguna.
Los “electores” mexicanos hemos caído en un agujero lleno de caos y como el gato de Cheshire, el Instituto Nacional Electoral nos orienta, señalando opciones para votar pero éstas no nos llegan a ninguna parte, no importa el camino que escojamos, no se vislumbra solución alguna para los problemas nacionales y la enorme frustración popular.
Consecuencia directa de un sistema presidencialista que permite asumir todo el poder, ejecutivo, legislativo y judicial a un solo hombre, que gobierna bajo sus particulares intereses, el país se hunde, buscando cada seis años un Presidente que “ahora sí” vele por los intereses nacionales, y como ciegos se debate si es mejor Toño, Anaya , Andrés o Margarita, se ponderan sus cualidades y se j7uzgan sus debilidades, sin considerar que ninguno en lo individual puede sanar las heridas que nos han hecho las nefastas dictaduras.
México necesita:
1.-Eliminar la figura de senadores y diputados plurinominales.
2.-Reducir sueldos en todos los niveles de la administración pública.
3.-Autonomía legislativa, judicial y electoral.
4.-Apoyos financieros a la estructura productiva.
5.-Seguridad pública.
6.-Incentivos fiscales.
7.-Apoyos al sector agropecuario y pesca.
8.-Disminuir el alto costo de la vida.
Y sobre todo, dejar de ver como dioses superdotados a quienes ocupan un cargo público, que es su legítimo derecho, en una sociedad republicana y democrática.
Disminuir los poderes presidenciales debe ser el objetivo, no hacer grandes a n7uestros verdugos.