¡Ya chole! con Duarte ¿no?

Edgar Hernández
Línea caliente
¡Ya chole! con Duarte ¿no?

¡Inocultable la inseguridad y corrupción por mas distractores y maquillaje!
Cada vez que se descubre yerro, transa, escándalo financiero, asesinato de periodistas o masacres repetidas en las calles y plazas de Veracruz, Miguel Angel Yunes Linares acude a Javier Duarte como tabla de salvación.
Por estos días el “Lechegate” irrumpió tras hacerse público el entramado de corrupción por la entrega de lácteos descompuestos para damnificados de Minatitlán y los moches por la concesión de cientos de miles de despensas de parte de empresas “amigas”.
De inmediato el Yunismo acudió a la caja china llamada “Duarte” sacando del inodoro nuevas revelaciones.
Morbo, sangre, historias desgarradoras y titulares amarillentos de la prensa y radio pagadas; la televisión oficial alcahueta y las declaraciones fulminantes de “cárcel de por vida a policías duartistas genocidas” irrumpieron el escenario mediático para maquillar la real crisis que vivimos millones de veracruzanos.
Esos 19 policías a buen recaudo tras operativos sorpresa en Quintana Roo y Colima; los 90 años de prisión quesque para ex secretario de Duarte, Arturo Bermúdez por los 200 desaparecidos y esa voz furiosa del gobernante señalando con índice de fuego a los “gobiernos podridos” encabezados por los peores criminales que se tenga memoria.
¡Todo un pinche circo, hermano!
Así ha sido desde el 2016 cuando Miguel Angel Yunes Linares inició su campaña por la gubernatura en donde de manera por demás habilidosa centró su pelea, no contra en su contrincante priista Héctor Yunes, sino en contra del gobernador Javier Duarte, ya para entonces en el tobogán del descrédito y planeada fuga.
“¡Llevaré a prisión a Duarte, combatiré la corrupción y en seis meses acabaré con la inseguridad!”, repitió mil veces en todos lados y en todos los escenarios.
Y aunque finalmente ni llevó a la cárcel a Duarte, ya que fueron las autoridades federales las que lo hicieron, ni acabó con la corrupción y mucho menos abatió la inseguridad, serían esas sus banderas las que lo llevarían a la gubernatura.
Ya gobierno, cada vez que se mete en una bronca, cada vez que se revela una ratería de su gobierno, cada vez que le tiran cadáveres destazados o que quiere algo de la federación o en favor de su hijo menor a quien pretende heredarle la gubernatura, ¡pues, ahí está Duarte!
Duarte, Duarte, el siemprevivo… ¡Cuánta falta le haces!
Su repetido “¡Voy a cimbrar a México!” en símil como decía don Fernando a “perro que ladra no muerde” dejó, sin embargo de impactar a la federación y la clase política aldeana solo ríe del ocurrente.
Ríe pero también deja rodar tremendos lagrimones por el dinero que les quitó a cambio de hacerlos sus aliados.
Yunes Linares cree que ya la hizo porque tiene a dos que tres pelados en Pacho como justificantes para insistir en su heroica cruzada. No se da cuenta, sin embargo, que la gente ya está hasta la madre de la bandera Duarte como justificante social de un gobierno fallido.
Esa sociedad civil que cree engatusar ya no se traga la píldora de la inseguridad a cambio de promesas de más cárcel para los Duartistas.
Como tampoco digiere los pleitos de cantina por sus diferendos personales con Andrés Manuel López Obrador o las repetidas descalificaciones a Pepe Yunes de parte de sus corifeos que gritan que Pepe podrá ser la mar de honesto pero es empleado y beneficiario de Duarte.
Todo es Duarte.
Cuitláhuac es Duarte, los periodistas que no están de acuerdo con sus políticas públicas son Duarte y quien no está con él, como ONEA que este día hace público en la revista Proceso, bajo el título “Enriquecimiento Oculto de Yunes” (17022018), es porque son  Duartistas.
Este 2018, sin embargo, ya no existen condiciones políticas similares a las del 2016 ni por esa vereda podrá transitar más para imponer a su chiquillo, Miguel Angel Yunes Márquez.
La gente odia y mucho a Duarte y quiere que se pudra en la cárcel de por vida, pero lo más importante para más de ocho millones de veracruzanos es que regrese la seguridad, que no se siga medrando con el erario, que se den oportunidades de empleo y que regrese la alegría a Veracruz un día perdida por tanto odio y venganzas personales.
Pero además, la ciudadanía demanda rendición de cuentas.
Lo de la caja china de los ex policías, por citar el último episodio mediático del gobierno vigente, no tapa el lechegate ni la compra de despensas a sobreprecio.
El apestoso lácteo entregado a damnificados de Minatitlán no hizo más que abrir las compuertas de un entramado de complicidades en el uso de recursos públicos en la compra de básicos con sobreprecio que a alguien le está dejando ganancias millonarias.
Los primeros datos aislados nos arrojan –según revela el periodista Marco Antonio Aguirre- que más de 406 millones de pesos pagará el gobierno de Yunes Linares por la compra de despensas en este 2018 “cantidad que puede crecer 20 por ciento más por sobreprecios acordados.
Otra denuncia del diario local “AZ” da cuenta que el DIF compró despensas por 125 millones sin concurso bajo el argumento de “situaciones de emergencia” que vive determinada región veracruzana.
Y en todo ese entramado aparece la punta del iceberg.
“Serel S.A. de CV” y “Abastos y Distribuciones Institucionales S.A de CV” (Adquisición directa del DIF, Veracruz AD-EL-OR/17) son empresas relacionadas con Yunes Linares que salen a la luz pública.
Y maldita sospecha:
Llama la atención que “Serel S.A. de CV” ha sido la proveedora desde que Miguel Angel Yunes estuvo en el ISSSTE… y también en Gobernación.
Ese, sin embargo, será motivo de una próxima reflexión ya que el objetivo principal de esta columna es sustentar como el efecto mediático Duarte ya no tapa los problemas de corrupción e inseguridad que daña a millones de veracruzanos.
Por lo pronto ¡Ya chole con Duarte! ¿Qué no?
Tiempo al tiempo.