La imprudente defensa a Ricardo Anaya

La Contraparte | Óscar Pedro Reyes Castelán Jueves 18 de enero de 2018
Alguna vez se publicó una foto de Mario Moya Palencia en bermudas y playera en Cancún repartiendo boletines en una sala de prensa durante una reunión internacional. Asistía en calidad de invitado quien fuera secretario de Gobernación con el presidente Luis Echeverría Álvarez y aspirante a sucederlo, decisión que al final recayó en José López Portillo. Es una tarea digna, pero no común que esa modesta posición la desempeñe quien fuera un poderoso funcionario. En política, casi todos (se dice casi) comienzan o comenzaban desde abajo, unos pegando carteles en campañas, mandaderos, cargando maletines, y auxiliares los más afortunados, y así iban escalando hasta llegar a posiciones de dirigencias seccionales o municipales, suplentes de quienes van de candidatos a cargos de elección popular, regidores y más adelante diputados, alcaldes, senadores y hasta gobernadores o presidentes, no a la inversa. Así fue en tiempos pasados. Hoy, la llamada meritocracia está en extinción, y sin más la mayoría de los actuales hombres del poder son producto de imposiciones por intereses de grupo o designaciones de quienes están en posiciones encumbradas. Nunca más resurgió políticamente Moya Palencia. Se hace la referencia anterior para ilustrar un caso parecido al del extitular de la Segob. Ayer en medios nacionales se reseñó la inopinada intervención del exgobernador Dante Delgado Rannauro en una entrevista que el precandidato presidencial del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya Cortés, daba a los reporteros, para impedir que éstos siguieran preguntándole sobre los dichos de otro aspirante a la silla de Los Pinos, Andrés Manuel López Obrador. “Todo lo que teníamos que decir ya se dijo durante la intervención de Ricardo y (la) que tuvo su servidor; quiero agradecer a todos su interés, pero permítanme (decirles) que a partir de ahora en la estrategia de construcción de un nuevo México le demos dimensión a lo que significan los comunicados políticos y no a las entrevistas banqueteras, en donde se pregunta lo que se quiere”. Y así, de tajo, cortó la entrevista. ¿Qué le pasó al alvaradeño? No se cree que Anaya, político de mente ágil, polemista y bueno para la retórica, necesite que lo defienda el dirigente del Movimiento Ciudadano, más bien se trató de un acto impropio que posteriormente corrigió con una disculpa el área de prensa del candidato presidencial: “continuarán las entrevistas previas y posteriores a los eventos, tanto en formato de ruedas de prensa como en los llamados ‘chacaleos’. Lamentamos la confusión generada el día de hoy”. A veces es mejor la prudencia, cosa que algunos políticos pierden con el paso de los años. Además, con ese acto, Dante muestra falta de respeto a los periodistas y a los medios de comunicación y de paso puso en riesgo la buena relación del queretano con quienes acuden a dar cobertura a sus actos políticos.

FERNANDO METE TIJERA, BAJA PLANTILLA EN 43 MDP
Es una medida acertada que el nuevo alcalde porteño, Fernando Yunes Márquez, anuncie recortes en la plantilla de personal en su cabildo. En la administración municipal saliente de Ramón Poo Gil había hasta 13 empleados asignados por cada regidor, un verdadero exceso en tiempos de austeridad. El acuerdo tomado es de que cada edil tenga únicamente cuatro trabajadores, dos sindicalizados y dos de confianza, con lo cual se reducirá en 43 millones de pesos la nómina anual, cifra nada despreciable que podrá destinarse a obras o servicios. Claro, el mismo rasero debe aplicarse para toda la administración municipal, incluyendo a las direcciones y departamentos donde hay una obesa plantilla. Esas son medidas concretas, a diferencia de otros munícipes que andan dando palos de ciego y no saben cómo empezar cuando ya se llevan casi tres semanas de que comenzaron sus administraciones.
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