Dante se erige como “preso político” FALSO prescribió su delito.

Más de dos décadas después de haber sido detenido y encarcelado en Pacho Viejo, señalado por un peculado de más de 250 mil millones de viejos pesos durante el cuatrienio que encabezó como gobernador en sustitución de don Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, dirigente nacional del Movimiento Ciudadano, ha mandado a publicar una carta en la que se asume como “preso político”, mártir, víctima del encono del expresidente Ernesto Zedillo, y del exgobernador Patricio Chirinos.

La verdad, dicen los estudiosos del tema, Delgado Rannauro cometió una serie de excesos con el pretexto de la realización de obra que salieron muy caras a los veracruzanos, pues fueron “infladas”, y muchas de ellas no dieron los resultados anunciados. Otras más fueron faraónicas y solo favorecieron a constructores, muchos de ellos políticos oportunistas que crearon de la noche a la mañana empresas para ejecutar esos trabajos, pero se llenaron las alforjas con grandes cantidades de billetes.

Lo que salvó al político alvaradeño de nacimiento, cordobés por adopción, fue que los delitos por los cuales fue encerrado prescribieron, pues pasaron cinco años desde que dejó el cargo, hasta el momento que fue intervenido por el director de la Policía Judicial en el sexenio chirinista, Jorge Obrador Capellini.

Tras su liberación, en febrero de 1998, luego de 14 meses en Pacho Viejo, integrantes de su grupo compacto emprendieron una costosa campaña de prensa de prensa para convencer a los veracruzanos de que había sido víctima de un “compló”, pero era un político sin mácula, puro, limpio. Ello le sirvió para que Convergencia por la Democracia tuviera su despegue como partido político y lograra posiciones como la alcaldía de Xalapa, que dejó a uno de los peores alcaldes que se recuerden, como lo fue Rafael Hernández Villalpando.

Ahora, Dante vuelve a escuchar el canto de las sirenas, y a sus 67 años sueña con ser gobernador del estado el próximo 2018. Por ello ha iniciado esta campaña, para presentarse como víctima del sistema del cual formó parte, y decir “soy inocente”.

Lo malo para él es que el pueblo veracruzano tiene memoria, y seguramente se lo habrá de recordar con toda oportunidad en los meses por venir.