APRENDER A DIFERENCIAR

FRANCISCO MEDINA PALMEROS

 

Importantísimo hoy en día, y más en una sociedad tan compleja y convulsionada como la nuestra, y me refiero en todos los órdenes, niveles o sentidos, pero sobre todo para quienes se precian de ser asiduos lectores de algún medio de difusión, hay que saber leer bien, analizar qué se dice entre líneas y cuál es el mensaje que se quiera dar en sí.

 

La gente debe saber y entender que no es lo mismo chisme, que periodismo. Dicho esto porque para que cualquier hijo de vecino hoy en día se jacte en decir que escribe o es periodista, la ciudadanía deberá distinguir entre lo que es magnesia y lo que es gimnasia.

 

Y es que, hasta para saber redactar algún mensaje que se quiera dar a conocer de manera correcta, por lo menos las más elementales reglas de la gramática se deberían saber; notamos a diario cómo en muchas gacetillas informativas o calumnias no hay sintaxis y están repletos de errores y horrores ortográficos esos escritos de marras. Convencido estoy que para que guste y entretenga el chisme por lo menos se debería saber escribir ¿o no?

 

El chisme, entonces, y luego entonces ni debe, ni puede considerarse como parte del periodismo. El periodismo tiene como tarea primordial el buscar la verdad y al chisme eso ni le interesa ni le preocupa es lanzado sin importar el qué dirán, la ética, la seriedad, la responsabilidad, nada, absolutamente nada. Elementos de prueba fehacientes tienen valor periodístico, lo demás, insisto, son chismes de lavadero o placero.

 

En pláticas sostenidas con algunos maestros y periodistas de verdad, se concluye que “hasta para ser chismosos se debería de ser profesional y utilizar conceptos apropiados, como por ejemplo: Extraoficialmente e hipotéticamente, entre otras palabras que aclaran el contenido y contexto de lo que debe informarse con precisión”.

 

Escrito todo esto porque a raíz de que nace y se fortalece el Internet con todo y sus redes sociales, a cualquiera se le hace fácil “escribir” y autonombrarse periodista, consideran algunos que el captar un video o tomar unas fotos con el teléfono celular y subirlo a la red de redes eso es hacer periodismo, cuando que nada más falso que tal apreciación.

 

Y por si fuera poco, jamás va a ser lo mismo la palabra oral que la escrita. Hablar cualquiera, aún con todo y sus errores en cuanto a su pronunciación; pero escribir lo que se quiere decir es de mayor precisión. Es por ello que urgente y necesario es hacerle saber a la gente que le gusta leer que aprenda a diferenciar entre una y otra cosa.

 

Se puede uno equivocar, es correcto, es de humanos. Pero que sea una constante el pleito con la gramática es más que crítico, máxime si me jacto de decir que soy periodista.

 

Así que, “te voy a contar un chisme”… Pero por lo menos bien escrito, bien narrado. ¿No? Al fin y al cabo que información es información aunque llegue a uno como el juego del teléfono descompuesto, pero por lo menos que sea bien plasmada, bien estructurada.

 

Durante mi vida estudiantil, era común escuchar el exhorto de mis profesores a leer libros y buenos periódicos o revistas a fin de aprender, amén de observar las palabras escritas para saber escribir correctamente. Por ello es que aquí digo que es necesario aprender a diferenciar, toda vez que no es lo mismo Juana que Chona.

 

Y lo que aquí informo es también para aquellos que van en busca de ser asesores o secretarios de ayuntamientos, no es posible que cada cuatrienio o periodo municipal pongan a cualquier hombre o mujer en esos cargos que, aunque ellos (as) aleguen que la era tecnológica con eso de las computadoras ya todo lo corrigen en materia de gramática u ortografía, se equivocan, no todo.

 

Es un tanto cuanto absurdo ver los escritos dirigidos a alguna dependencia estatal o federal en aquello de la gestión, y/o actas de cabildo escritas con las patas, imagínense qué tan bien parados con sus escritos de marras dejan a los alcaldes, síndicos o regidores esos auxiliares, súper bien pagados por cierto.

 

El 1 de enero se estarán estrenando nuevos alcaldes o autoridades municipales, ojalá y reflexionen de forma excelente y sepan a quién pondrán en tales cargos, si no lo hacen, seguramente a puro hacer el ridículo y a propiciar hasta burla se harán acreedores.

 

Sí, ya sé que tocante a lo que escribo (dirán algunos), no se nos puede ir la vida o que es intrascendente porque lo que más interesa son dar resultados a la gente, la política. Más les aseguro que para un servidor público sí debe interesar, y mucho, para ellos al igual que para quien se autonombre periodista es y deberá de ser imprescindible, si se tiene vergüenza claro.

 

No caer en el déficit informativo para ganar terreno en cuanto a seriedad, responsabilidad y credibilidad es algo que nos debe atañer a los periodistas profesionales. Sandra Rodríguez Cotto asegura: “Un periodista es un informador que recurre a fuentes fiables y verificables. Un chismoso es un enredador, murmurador y cizañero. Ambos suelen ser cuentistas y entrometidos, la diferencia radica en el principio básico que establece el periodismo, que es apegarse a la verdad con rigor. El periodista averigua y se entromete, pero debe corroborar, no disparar de la vaqueta”.

 

LA ÑAPA.- ¡Qué señora bronca! Demanda con Juicio Civil por vencimiento de contrato, así como por extorsión en el renglón penal, se entretejen en el área del Comité Regional Campesino de Cardel, Ver. ¡¡¡Aaay nanitaaaa!!!.

 

 

Y RECUERDEN: “El que no quiera ver visiones, que no salga de noche. Y al que le pique que se rasque; y al que le arda, que se sople. Escrito y publicado está”.