La Rectora vuelve a la carga

En la Universidad Veracruzana (UV) la comunidad académica está de vacaciones desde el inicio de la segunda semana de este mes. La rectora Sara Ladrón de Guevara no. Lo vimos ayer.
Esta mujer, que encarna la máxima autoridad de la casa de estudios con una gran prestancia, volvió ayer a la carga en su lucha por asegurar la autonomía presupuestaria de la UV.
Hace cuatro años pasó a la historia de Veracruz al ser designada por la Junta de Gobierno rectora, la primera mujer en llegar al cargo, en contra del deseo del entonces gobernador Javier Duarte, quien pugnó hasta el último intento porque lo fuera Víctor Arredondo.
La doctora Ladrón de Guevara ha seguido haciendo historia: hizo lo que nunca un rector varón se atrevió: enfrentar al gobernador en turno cuando estaba en la plenitud de su “pinche poder”: al propio Duarte, a cuyo gobierno denunció penalmente lo mismo en la Fiscalía local que en la PGR.
Defendía y defiende una causa justa para la casa de estudios, para la comunidad universitaria y para el futuro de miles de jóvenes veracruzanos: asegurar la viabilidad financiera de la UV, incluido el reclamo para que le devuelvan a la universidad el dinero que tanto Fidel Herrera como Javier Duarte gobernadores le escamotearon, Fidel 1,500 millones de pesos, Javier 2,500 millones en números redondos.
Tan justa era la causa que la comunidad universitaria no dudó un solo momento en tomar las calles de las principales ciudades del Estado para respaldarla, con lo que, de paso, despertó de un largo letargo complaciente con el estado de cosas que prevalecía al interior de la UV, y comprobó la fuerza que tiene si se decide a actuar.
A partir de ese hecho, la Rectora logró algo también que hasta ahora no se ha valorado: contuvo la caída libre en que iban las finanzas de la UV y que sus antecesores en el cargo o bien habían contribuido a ello con una mala administración o con el despilfarro en que cayeron, o callando ante el abuso de los gobernadores que dejaron de entregar los recursos ya presupuestados o que había enviado la Federación.
Ayer, apenas pasadas las 8 de la mañana, Sara (para sus amigos) inició el día con un tuit demandando a los diputados de la LXIV Legislatura del Estado que aprueben en segunda vuelta la iniciativa de autonomía presupuestaria para la casa de estudios, esto es, en lenguaje muy popular, que no se hagan patos y que completen el proceso legal que iniciaron el pasado 31 de enero.
En su mensaje les recordó que la UV ha sido partícipe de la historia reciente de Veracruz con total responsabilidad. “Entendemos la crítica situación financiera por la que atraviesa nuestra entidad”, les tuiteó, pero les refrescó la memoria recordándoles que: “Nuestra casa de estudios ha sido víctima de un severo quebranto”.
Exhortó a la casta privilegiada de legisladores (el padre trabajador de un joven que aspira a ingresar o que acaba de ingresar a la UV gana el salario mínimo, 80 pesos diarios, 2,400 pesos al mes; ellos, según ha confesado una diputada, 8,000 pesos diarios, 240 mil pesos mensuales; la cifra que yo he venido manejando es de 280 mil mensuales) a que defiendan “el derecho a soñar de nuestros jóvenes veracruzanos”. Les argumentó que si aprueban la iniciativa “significará la certeza y consolidación institucional para una educación superior pública de calidad en nuestro estado”.
Como se recordará, el 31 de enero la Legislatura votó en una primera instancia a favor de la autonomía presupuestaria sentando las bases iniciales para establecer en forma definitiva, por Ley, el porcentaje del presupuesto anual de egresos del Estado que se destinará a la casa de estudios.
Entonces, por unanimidad los diputados votaron para modificar la iniciativa con proyecto de decreto que reforma el artículo 10 de la Constitución Política de Veracruz, que en su numeral séptimo estableció que el porcentaje “podrá ser mayor pero no menor al cuatro por ciento del total del presupuesto general del estado, previsto para el ejercicio anual respectivo y en ningún caso menor al del ejercicio inmediato anterior”.
Sin embargo, tomando en cuenta la crisis en las finanzas públicas, los legisladores convinieron entonces en que sería necesario arribar a la meta presupuestaria de forma paulatina y en el numeral octavo establecieron que para 2018 se deberá garantizar el tres por ciento del presupuesto total del Estado y que a partir de entonces el porcentaje se incrementará anualmente en un mínimo de 0.33 por ciento. En el artículo transitorio quedó establecido que la UV recibiría este año el 2.58 por ciento del presupuesto de egresos del Estado.
En esa ocasión la Rectora de la UV explicó que se trataba de una modificación compleja que por una parte requería de una ratificación en el siguiente periodo ordinario de sesiones, o sea en el actual, y de los municipios del Estado mientras que, por otra parte, requería también de la decisión del ejecutivo estatal.
Hasta ahora, la UV nunca ha ejercido el tres por ciento del presupuesto total del Estado. En 2008 se asignó 2.68 por ciento, cifra que descendió a 2.58 en 2009 y a 2.50 en 2010. La línea descendente continuó en 2011 (2.30), 2012 y 2013 (2.33), mientras que en 2014 y 2015 mejoró a 2.45 y 2.40, respectivamente. En 2016, el porcentaje quedó en 2.33 mientras que para 2017 quedó establecido en 2.08, una cantidad que complicaba a la Universidad cumplir siquiera con sus compromisos laborales.
¿Respuesta a la remoción de Clementina?
No puede pasarse por alto que al lado de la Rectora en su reclamo a Duarte, en la denuncia en su contra y en la movilización de la comunidad universitaria, estuvo la entonces Secretaria de Administración y Finanzas de la UV, Clementina Guerrero García. De ahí pasaría a la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) del Gobierno del Estado, hasta el sábado pasado cuando la removió el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
En “Prosa aprisa” del martes (“Clementina, reacomodos para el 18”), comenté que la suya era más bien una posición para la Rectora “para la universidad si se quiere, e incluso para la comunidad universitaria si se desea llegar a un extremo”, por el papel que jugó la casa de estudios tanto en la movilización contra Duarte, lo que ayudó indirectamente a la causa azul, como en la integración del Plan Veracruzano de Desarrollo, que a lo último no ha resultado más que un catalogo de buenas intenciones.
¿Qué tanto ató a la Rectora en su reclamo ese nombramiento de Clementina, quien de reclamante pasó a su condición de reclamada? ¿Acaso Sara Ladrón de Guevara se había contenido para no afectarla, pero ha decidido reactivar su exigencia una vez que el gobernador decidió dar por terminado el compromiso que había al quitarla de la Sefiplan? Porque el reclamo de ayer a la Legislatura fue un equivalente a te lo digo Pedro para que lo escuches Juan, pues finalmente quien decide el manejo de los recursos es el gobernador, cuya decisión se requiere, como lo mencionó el 31 de enero la Rectora.
Además de que el titular del Ejecutivo, como aspirante, como candidato y como gobernador electo vino reiterando el apoyo a la UV y el compromiso de dotarla de autonomía presupuestaria. Cabe recordar que el 11 de abril de 2016, en una mesa de diálogo organizada por el Colectivo en Defensa de la Universidad Veracruzana (UV), en la que participaron seis de los siete candidatos que aspiraban a la gubernatura, Yunes Linares propuso que se reunieran a partir del 6 de junio del año pasado, resultara quien resultara gobernador “y con seriedad, con profundidad analicemos si es el 5, 6 o 7 por ciento” el aumento, “o lo que se pueda realmente hacer, porque hay otros ámbitos de la vida pública de Veracruz que están exigiendo también recursos”.
Sara Ladrón de Guevara retoma ese ofrecimiento y compromiso y vuelve a la carga. Clementina ya no está en Finanzas. Alguien tiene que responder.
Tuit para reflexionar
Me gusto y me puso a reflexionar el contenido de un tuit que subió ayer temprano en su cuenta el presbítero José Juan Sánchez Jacome: “Es imposible cruzar la vida sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que ningún ser querido fallezca, sin equivocarse en algún negocio. Ése es el costo de vivir. Sin embargo, lo importante no es lo que suceda, sino cómo sobrellevarlo. Si te pones a coleccionar heridas eternamente, vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar”.
¡Ah, el ingenio del mexicano!
El ingenio popular, del mexicano. ALARCÓN @alarcondibujos subió el martes en su cuenta de Twitter: “Por ley, los medios no pueden mencionar el apellido del Javidú. Sugiero que en lugar de Javier N Se le nombre Javier HDSPM”.