Ahora que nos encontramos en pleno proceso electoral, es necesario apuntar que la falta de transparencia en los partidos políticos, es lo que ha generado una gran desconfianza de la sociedad hacia sus gobiernos y representantes populares, por eso es que los institutos políticos deben rendir cuentas claras y veraces a la sociedad.

No solamente deberían de rendir cuentas claras sobre el uso de los recursos públicos, también deberían de transparentar sus procesos internos para la designación de candidatos, entre muchos otros temas que permanecen en la opacidad absoluta.

Porque además de los candidatos “chapulines” que saltan de un partido a otro, sin importar sus elementales principios básicos, no deberían de poder ser postulados, sin tener una militancia mínima de varios años.

Como no existen cuadros capacitados para ocupar los cargos de representación popular, pues se recurren a los familiares, amigos y amiguitas, que de la noche a la mañana, aparecen en las listas de candidatos.

En cuanto a la transparencia de su información, se supone que de acuerdo con la ley, todos los partidos políticos son ahora sujetos obligados, por considerarse entes que reciben y ejercen recursos públicos, mismos que deben darse a conocer ante la sociedad.

La transparencia ayuda a fortalecer los valores democráticos y a generar confianza en sus instituciones. Lo contrario, la opacidad, camina por el sendero de la corrupción.

En el caso de los partidos políticos se debe analizar la información que publican acerca de quiénes son (historia del partido y sus ideas y valores), su gobierno (acta fundacional, estatutos y código ético), su estructura directiva (organigrama, perfil de los directivos y los órganos y competencias), las personas que lo forman (nombre y perfil de los cargos, la declaración de sus bienes y las retribuciones salariales), los afiliados (el número, sus derechos y obligaciones y los canales de comunicación), el programa (posicionamiento sobre los temas clave y la persona responsable), el cumplimiento de las promesas electorales (informe de gestión, propuestas realizadas e informe de cumplimiento) y la información económica (balance y cuenta de resultados, memoria explicativa, desglose de gastos e ingresos, informe de auditoría, préstamos y créditos e informe del Tribunal de Cuentas).

Respecto a las fundaciones políticas, que han proliferado exponencialmente, se tendrá en cuenta la información que publican en la página web sobre sus datos de contacto, su misión, la descripción de sus actividades, sus beneficiarios y resultados, la estructura directiva, el patronato (identificación, perfil y cargos), el gobierno (estatutos y código de buen gobierno) y la información económica (estados financieros, memoria general, auditoría externa, e informe del Tribunal de Cuentas).

Pero hasta ahora, en la práctica de la transparencia, ha sido solamente en el discurso y en la ley, que como en tantos otros temas, no se cumple.

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