Los periodistas y la ofensiva de los pendejos

Édgar Hernández* / 

“¡Muerte a la libertad de prensa!”, gritan los chairos

Fácil, muy fácil se le está resultando al pejelagarto, Andrés Manuel López Obrador y al “honesto” de Cuitláhuac García, echar la culpa a los periodistas de las imbecilidades y raterías que en el día a día cometen.

Vaya sorpresa que ya en el poder, vomitan todo su desprecio contra los representantes de los medios de comunicación.

Ya presidente a López Obrador, se le ocurrió definir a la prensa como “Fifi”, luego que los comunicadores eran –todos, menos los que se sientan en sus “mañaneras”- voceros de la “Mafia del Poder”, para rematar calificándonos como “hampones”.

Y como el que hace la mano hace la tras, el atarantado de Cuitláhuac García, a quien su señalada dislexia y escasa agilidad mental le impiden armonizar conceptos y definiciones, ha acudido a la burla y ofensa contra los reporteros y conductores noticiosos a fin evadir señaladas responsabilidades de corrupción como está sucediendo con la compra de patrullas y medicamentos.

“¡No, no. no!”, dice el Peje cada vez que los “hampones” cuestionan el mal gobierno de Cuitláhuac, los muertos del día a día por todos los rincones de Veracruz por la embestida del crimen organizado o cualquier tema ligados a la corrupción.

¡Cuitláhuac García es honesto, es inteligente, no es corrupto y le vamos a dar un aplauso!”, grita el Peje, no ante los periodistas, sino ante la multitud chaira acarreada.

¡Es Winckler, son los corruptos del anterior gobierno, son los chayoteros!”, clama en paralelo el llamado “Cuícaras” para justificar sus torpezas.

Como si lo “honesto” lo librara de lo tonto.

Caro, muy caro está pagando la ciudadanía la curva de aprendizaje de los morenos en el poder y para la prensa veracruzana en donde por hacer público los males de un gobierno, recibe como respuesta calificativos de chayotera, corrupta y sus representantes el calificativo de muertos de hambre.

De manera poco justa se hace tabla rasa… de la etiqueta nadie se libre.

Ello de cara a una lamentable prensa veracruzana desunida y miedosa, una prensa que no se atreve a salir a la calle para reclamar respeto, ni publicar en sus espacios la cauda de abusos y calificativos en nuestra contra.

Se le teme al aparato y se le teme a las redes inundadas de chairos.

Sin embargo, no pasa de largo que en el día a día se le descubren más problemas personales y de identidad de Cuitláhuac García y para con su relación con los medios de comunicación, la cara oculta de la represión.

El mandatario no sabe, ni entiende, ni quiere saber nada de lo que es la libertad de prensa, el respeto a la libre expresión de las ideas y total y absoluto respeto a las expresiones disidentes.

Agrede a los periodistas –hombre y mujeres de medios- que no le aplauden sus pendejadas como la de la “Vitacilina” o sus verdades en torno a calles y carreteras ficticias que inaugura.

Vaya, el colmo ha sido la re inauguración de la fuente de la avenida Orizaba, en Xalapa, inaugurada hace 42 años… ¿Y el billetazo invertido para el “Salsa Fest” –vaya anglicismo- que resultó un soberano fracaso?

La relación prensa-estado, muerta.

Esa es nuestra realidad. Si para el Pejelagarto, los periodistas pasamos de “fifís” a hampones, se entendería que el siguiente paso es llevarnos a la cárcel o al incremento en la escalada de asesinatos en esa dialéctica de que muerto el perro se acaba la rabia.

Y lo que son las cosas.

En Veracruz hemos transitado de la abundancia transexenal de Fidel y Javier, a una prensa selectiva –estatal y nacional- de parte de Miguel Angel Yunes en donde la prensa crítica jamás fue tomada en cuenta para modificar políticas públicas, hasta llegar al presente con el Cuícaras, un gobernante que parece chivo en cristalería.

Un gobernador de ocho millones de veracruzanos que aún no se sabe cómo le hizo para escoger a los más tontos para gobernar.

Ya mismo no te atrevas a censurarlo, criticarlo o calificarlo porque tiene un perro bravo a su lado que te amenaza y advierte cuan caro habrás de pagar por estar en el lado equivocado.

En unos días más habrá de conmemorarse el Día de la Libertad de Expresión, en donde un moño negro habrá de caracterizar tan señalada fecha.

Tiempo a tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo